Iñaki Urdangarin. | M. À. Cañellas

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El tres de diciembre de 2019 Iñaki Urdangarin llevará un año, cinco meses y quince días en la cárcel. Ese día cumplirá una cuarta parte de su condena y podrá empezar a pedir permisos. No será algo automático. Como todo dentro de prisión está condicionado al «principio de flexibilidad» y a los criterios de la junta de tratamiento penitenciario y al juzgado de Vigilancia Penitenciaria que le toca, el de Valladolid.

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Entre los requisitos que se suelen exigir a los reclusos para acceder a permisos y más tarde al tercer grado hay varios comunes. Uno de ellos asumir la comisión de los delitos por los que ha sido condenado y el daño causado. Urdangarin hasta ahora nunca ha asumido ningún tipo de culpa en torno al ‘caso Nóos’. Lo mismo ocurre con Diego Torres. Jaume Matas sí asumió algún delito durante el juicio. El cuñado del Rey tiene a su favor dos aspectos: el primero que ya ha satisfecho la responsabilidad civil que deriva del ‘caso Nóos’. Las fianzas que le fueron impuestas saldan tanto los 700.000 euros que los socios deben devolver al Govern como las multas e indemnizaciones por los delitos fiscales. Lo mismo ocurre con los otros dos condenados. Para acceder a permisos también se impone como requisito no tener partes disciplinarios.

Otro aspecto que favorece a los tres condenados es el exiguo riesgo de que cualquiera de ellos vuelvan a cometer delitos contra la administración pública. El caso más claro es el de Matas, que suma ya décadas de inhabilitación en sus distintos procesos. El expresident tiene un problema añadido en esta ocasión: tiene otros tres juicios pendientes.
Para los tres hay un escenario mucho más benévolo que sería una clasificación directa en tercer grado. Parece improbable dada la duración de las condenas y el eco del caso, pero es una posibilidad legal. Si no es así, para conseguir estar en régimen abierto la llave es haber disfrutado de varios permisos sin problemas y situarse en torno a la mitad del cumplimiento, con cierta proximidad a poder acceder a la libertad condicional. Urdangarin liquidará su condena de forma definitiva el 18 de abril de 2024.