Alicia Sintes, doctora en Física de la UIB. | Redacción Local

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Alícia Sintes (Sant Lluís, 1969) es doctora en Física, profesora titular del área de Física Teórica de la UIB y lidera la participación de los miembros del Grup de Relativitat i Gravitació, también de la UIB, en el proyecto LIGO, por el que se ha concedido el Premio Nobel de Física 2017 a Barry Barish, Rainer Weiss y Kipo Thorne. El primero pronunciará una conferencia el próximo 21 de junio en el Auditórium de Palma, organizada por el Club Ultima Hora y la UIB.

¿Qué supone la visita de Barry Barish a Palma?
?Todo un honor. Es de agradecer que haya hecho un hueco en su apretada agenda para venir a Mallorca. Es una oportunidad, que no se debe dejar escapar, de acercar la ciencia a la sociedad. De esta manera, concienciamos de que la ciencia básica es fundamental, no un gasto, sino una inversión para nuestro bienestar futuro, que dependerá de la investigación.

La detección de las ondas gravitacionales ha tenido eco mediático, pero no todo el mundo la entiende.
?Es importante que a la gente al menos les suenen las ondas gravitacionales. De hecho, ya se han incorporado al vocabulario común. En Nueva York había un anuncio que rezaba algo así como ?Es más fácil detectar ondas gravitacionales que encontrar un apartamento en Manhattan?. Era divertido. Pero bueno, no sólo hay que investigar, también hay que divulgar. En Balears hay buenos grupos de investigación, pero hace unos años era muy frecuente que el científico estuviese encerrado en su despacho o laboratorio. Si no explicas que lo que haces revierte en la sociedad, no podrás exigir nada, no te harán caso y no obtendrás financiación para tus objetivos. La divulgación supone abrir puertas.

De hecho, en este curso la UIB ha ocupado todas las plazas de Física.
?Sí, hay una relación directa con la repercusión de la investigación de nuestro grupo. Me parece fantástico. Y hay estudiantes de Física que han tenido que irse fuera porque aquí ya no había plazas.

Alicia Sintes

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¿Qué necesidades tiene su grupo?
?Estamos estancados. Necesitamos más personal -ahora el grupo tiene 13 integrantes-, más espacios, más inversión, más contactos con empresas. En otras universidades no se crean grupos de investigación, sino institutos. La Universidad de Santiago se va a incorporar al proyecto LIGO y la de València ya está en el proyecto VIRGO. Ya se nos hace difícil competir con nuestros propios socios colaboradores. Es necesario que los responsables políticos y de la propia UIB hagan una apuesta firme y valiente por la investigación. Vamos a ver cómo se presenta la futura Llei de la Ciència a nivel balear. En nuestro caso, investigamos, pero también tenemos carga docente. En otros países no la tendríamos. Además, en España la burocracia es asfixiante y con ella pierdes mucho tiempo.

¿La participación en el Nobel no garantiza nada?
?No garantiza nada. Obtenemos financiación del Govern y del Ministerio de Economía a través de proyectos de excelencia. Somos pioneros, ejercemos un liderazgo científico a nivel mundial desde Balears y todo ello debe tener continuidad. Sin embargo, no hay nada seguro, a pesar de que la investigación abarca muchos ámbitos que pueden suponer grandes beneficios para la sociedad.

¿Cómo fue la primera detección?
?La verdad, no me la esperaba. No sabíamos que existían agujeros negros de esas características. Creíamos que la primera detección sería la de la fusión de dos estrellas de neutrones, cuando realmente ha sido la última.
Además, al detectar la señal, hay que tomar muchas medidas de comprobación. Se puede tratar de hackers y a veces nosotros mismos provocamos a los detectores con la inyección de una señal. No era un ataque de hackers ni había ninguna inyección. Un miembro de nuestro grupo, Miquel Oliver, estaba en el observatorio de Handford, en el estado de Washington, y nos contó que allí había una actividad frenética y mucha adrenalina.

Pero, tras una detección, no la hacen pública de manera inmediata.
?Claro. En esa primera detección había muchas referencias a los datos aportados por nuestro grupo, pero tiene que pasar un tiempo de análisis y comprobaciones, aunque la señal sea clara. Además, el detector estaba en modo de prueba. Evidentemente, sentí mucha satisfacción y alegría en la primera detección. No hay que olvidar que estoy vinculada a LIGO desde el año 1997, cuando estaba en el Instituto Max Planck. Sin embargo, a pesar de la alegría, debes mantener una emoción contenida y la discreción hasta haber realizado todas las comprobaciones, pero ya estamos acostumbrados a ello con un entrenamiento científico de muchos años.