Biel Company atendiendo a los medios de comunicación. | M. À. Cañellas

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Este 2018, año preelectoral, se ha estrenado con varias comparecencias en los medios de comunicación del presidente del PP, Biel Company, lanzando duras diatribas contra la presidenta Armengol, sobre todo por el decreto del catalán en la Sanidad, que ha provocado serias fricciones entre el PSIB y Més en el Govern. El ataque a la yugular no es el estilo de Company. Le gusta más el tono conciliador y el avanzar en positivo. Pero el calendario manda. Este año se definirán las posiciones y las tendencias de voto respecto a las autonómicas de dentro de menos de 16 meses. O Company se sitúa ahora en línea de combate político, o tras el verano ya podría ser demasiado tarde. Por eso ha calificado a Armengol en los últimos días de «violinisa del Titánic» y de «mucho más catalanista que los propios catalanes». Políticamente, le ha llegado el momento de tirar a dar.

¿Y cual su estrategia? Es sencilla, pero podría convertirse en efectiva: trata de abrir brecha entre PSIB y Més. Sabe que en el Govern de puertas para afuera impera la buena cara y la imagen de unidad. Pero por dentro cuecen habas. El misterioso asunto de cómo se filtró el asunto de los contratos de Garau, sigue escociendo. Y la caída del vicepresident Biel Barceló por el viaje a Punta Cana continua despertando agrios comentarios y abriendo incógnitas. Company intentará abrir brecha. Ve a un Podemos a la baja (pero que puede rehacerse en parte) y una disputa por repartirse el electorado de izquierdas entre PSIB y Més. En el fondo (y salvando las infinitas distancias que hay entre ambas coyunturas) es la estrategia de Rajoy en Catalunya, tratando de dividir a los independentistas al coste que sea. Y esta va ser la estrategia de desgaste de Company en los próximos meses aprovechando la contradicciones del pulso sordo que despliegan PSIB y Més.
Pero la estrategia del santjoaner tiene otro reto más importante y difícil: procurar con la mano izquierda mantener buenas relaciones con el PI (comenzando ahora a trabajar y no esperando la resaca postelectoral) mientras su mano derecha se acerca a Ciudadanos. Es un encaje de bolillos muy arriesgado y complejo, puesto que el PI y C's son aceite y agua. Por eso Company ha de comenzar pronto a tender puentes para intentar presentarse como baza de equilibrio. Sabe que el PI podría pactar sin dudarlo con PSIB y Més, pero que a este partido le entra urticaria sólo de pensar que ha de llegar a entendimientos con Podemos. En el PI se ponen a sudar sólo de intentar intuirlo. Y es a pamir de esta premisa que intentará estrechar relaciones cordiales con Font, Pastor y compañía. Es más, se trata de políticos muy parecidos a él en sensibilidad, estilo y visión de la vida. Respecto a Ciudadanos (y caso de que pactase con Font) siempre le quedará la carta de que Génova le eche un cable para articular un acuerdo con Albert Rivera de 'apoyo externo en Balears' a cambio de algunas ventajas para C's en otras autonomías. El PI es asunto de Company. Ciudadanos ya entra en una negociación de mucho mayor calado y amplitud.
El objetivo de Company es mantenerse como primera fuerza y subir todo lo que sea posible tras el desaguisado que armó J.R. Bauzá. Sólo utizará dos armas, aparte de sus clásicos mensajes en positivo a la población: abrir brecha entre PSIB y Més y desarrollar un educado revoloteo en torno a Jaume Font. Lo demás le podría venir por añadidura si en el seno de la izquierda crecen los celos y las zancadillas entre ellos.