Pasajeros, a su llegada a Son Sant Joan en la parada de taxis, una de las que tiene más movimiento este verano. | Teresa Ayuga

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Ya no se buscan taxis: se cazan. Los mallorquines tienen que luchar contra los turistas por subirse a uno de estos vehículos y la ansiada luz verde apenas se ve estos días en los que se confirma el éxito turístico de la Isla. Puerto y aeropuerto se disputan con el centro de Palma y sobre todo, con las barriadas, la llegada del servicio. El problema se repite en zonas como Sóller o Deià.

«La verdad es que coger un taxi en Palma es imposible», dice un internauta respecto a una emisora de taxi. «Se dedican al turista e ignoran al ciudadano palmesano. No es la primera vez que me comentan que los taxistas rechazan viajes que no sean mínimamente largos», dice otro en las redes. Otro comentario más sangrante: «Esto no pasaría si estuviese aquí Uber».

Pero lo cierto es que Uber y Cabify no están ni se les espera. Y no será por falta de ganas. En la Conselleria de Territori, Energia i Mobilitat les consta que se han pedido en varias ocasiones permisos para trabajar aquí pero «no se les ha concedido». Los taxistas, ante un hipotético desembarco, afirman con rotundidad que: «Se va a liar. La verdad es que secundaríamos las manifestaciones de Madrid y Barcelona. Pasaríamos de detrás de la barrera a estar en primera línea. Estamos en contra de Uber, de Cabify y de todos aquellos que hacen servicio de taxi sin ser taxi», dice Antoni Bauzà, presidente de la Agrupación de Autotaxis de Balears.

Gabriel Moragues, presidente de la Asociación de Autónomos del Taxi, advierte por su parte que «en Barcelona han desaparecido y tienen sentencias pendientes. Se dedican a hacer dumping al sector del taxi y luego, suben precios. En San Francisco se cargaron a 11.000 de los 13.000 taxis y luego estos taxistas pasaron a trabajar para Uber. Como no es un servicio público, pone los precios que quiere. Nosotros tenemos las tarifas reguladas». De hecho, algunos taxistas se quejan de que los precios no varían desde 2013.

Turnos cortos

Ante las acusaciones de que los taxistas prefieren coger a un turista frente a un nativo, afirman que «no es cierto que no se coja a los residentes. A las 16 horas de jornada se apaga el taxímetro y no podemos coger a nadie más», dice Antoni Bauzà. Afirma que «no es lógico que con tanto trabajo sigamos con los turnos de 16 horas» y sostiene que si hay dos conductores o más «podríamos hacer 24 horas. Es ilógico que con la temporada de masificación, estemos limitados. Si falta servicio, es por culpa de la regulación del taxímetro». Es más: «A los taxistas les duele ver cómo les levantan la mano y no poder hacer el servicio».

Por su parte, Gabriel Moragues defiende que «no faltan coches en las paradas, estamos circulando por la calle. Es un problema de las emisoras. Eso sí, a un barrio no vas a irte y las zonas limítrofes de Palma dependen de las emisoras». También reconoce que «esto es un problema del turismo de cruceros y el alquiler vacacional. Incluso la EMT se resiente. Los autobuses pasan llenos y la gente tirada en la parada pide un taxi. Se está haciendo correr el problema».

Bauzà afirma que «en el aeropuerto hay unas entradas brutales. También faltan en Palma y el Port con los cruceristas y en zonas turísticas se repite que «hay falta de servicio».

Si hay mucho turista, la temporada turística se alarga más allá del verano, ¿es factible aumentar el número de licencias? Los profesionales del sector se niegan en rotundidad: «Llevamos dos años de mucho turismo. Si nos ponemos a dar licencias cómo en los años 70, vamos a repartir el hambre. ¿Qué pasa si el año que viene esto cambia o hay un atentado? Nos iremos todos al garete», dice Moragues.

Turismo de masas

Por suerte o por desgracia, la demanda es alta en toda la Isla y los problemas no se circunscriben a Palma. Se registra una alta demanda en Deià, que recibía taxistas de Sóller, también con serios problemas. Un fenómeno que se repite «en Calvià y Cala d’Or, condicionado por el exceso de gente este año. El turismo de masas nos es perjudicial. Vivimos del turismo, pero no del turista de alpargata que estamos viendo últimamente. Queremos un turismo de calidad, sostenible», dice el presidente de Autotaxi.

Bauzà también advierte que «al mallorquín, el coche de alquiler le perjudica mucho. Este verano nos han traído 90.000 vehículos». Todos estos problemas deasaparecen en temporada baja y «el taxi en Palma se autorregula. En invierno cogemos un mes de vacaciones o se ponen turnos 12 horas».