Este martes es una jornada decisiva para el futuro del monumento dedicado al crucero ‘Baleares’. | Redacción Local

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El alcalde de Palma, Antoni Noguera, afirmó este lunes que tiene «decidido sacar a pública subasta» la demolición del monumento de Sa Feixina dedicado al crucero `Baleares’ una vez que haya concluido el período de alegaciones. El pleno extraordinario del Consell decide este martes si aprueba la desprotección. Hay consenso y decisión de la izquierda para dar este paso. Todo indica que el pleno se desarrollará entre una gran tensión.

Tanto PP, Ciudadanos como el PI tienen previsto votar «conforme al informe técnico de Patrimonio, que es favorable a que el monumento sea catalogado y protegido». Así se expresaron Joan Rotger (PP), Catalina Serra (Ciudadanos) y representantes oficiales del PI. Por su parte, MÉS, PSIB y Podemos, que ya votaron contra la catalogación el pasado viernes en la ponencia política, mantendrán este martes, 18 de julio, 81 aniversario del estallido de la guerra civil, su postura favorable a la desprotección y, en consecuencia, a permitir la demolición del monolito.

Una vez producida la votación, Cort ya tendrá las manos libres para actuar. El expediente de demolición del monumento se encuentra en la actualidad en fase de alegaciones. Se han presentado unas 500. Prácticamente todas piden que no se derribe el monumento. El alcalde Antoni Noguera indicó que «no se puede afirmar exactamente» cuándo quedará concluido este expediente, pero intentaremos acelerar los plazos para que quede cerrado en el mínimo tiempo legal posible». El siguiente paso será la licitación en pública subasta.

El futuro de Sa Feixina apunta a los tribunales. Catalina Serra afirmó que «tenemos en estudio acudir a los tribunales». Por su parte, Joan Rotger señaló que «analizamos a fondo los informes de los técnicos del Consell, tanto de los que han votado que el monumento sea catalogado como los que se han abstenido. Jamás se había visto actuar a espaldas de las decisiones técnicas, que para nosotros son fundamentales en materia de Patrimonio. Incluso un técnico, que se abstuvo dejó claro que una colectividad no puede derribar los monumentos de una etapa histórica concreta porque no le gustan en una coyuntura determinada».