Laura Camargo en el Parlament. | M. À. Cañellas

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Los pablistas baleares de Podemos lo tienen claro: en la próxima legislatura no quieren a Laura Camargo en el Parlament después del par de seísmos internos en los que ha actuado de jefa de agitación y temblores epilépticos. Por de pronto, ya se han quedado sin secretario general de cara al congreso de octubre tras el asunto del subalquiler turístico del apartamento de Alberto Jarabo. Tiritan ante la posibilidad de que Laura presente candidatura a la secretaría general (de momento medita y se lame las garras) y lance a sus trotskos anticapitalistas contra el débil aparato pablista balear. En Podemos tienen muy claro que el trotskismo clásico de la revolución permanente aliñado con el pensamiento hipermegarevolucionario de Laura es llevarse el partido a la izquierda de la izquierda de la extrema izquierda. Un milímetro más, y la estructura mental laurista entra de lleno en el nihilismo puro y mesiánico de los personajes más ardientes de Dostoievsky.

La solución es colocar a la centrifugadora trotskista en otro sitio que no sea el Parlament (con buenas maneras, naturalmente, no sea cosa que se enfade). Como es sabido, el objetivo es que acepte ser candidata a la alcaldía de Palma. Lo malo es que en Podemos de Cort ya hay castañeo de dientes tras haberse enterado de los movimientos del aparato. Estos muchachos han vivido muy bien y con pocos problemas en Son Hila y se las prometen muy felices en los dos próximos años cuando aquello se transforme en Can Noguera. Saben que la llegada de Laura, aunque sólo sea como candidata in péctore, podría provocar un huracán capaz de llevarse por delante todos los cuadros de la sala de plenos, incluido el de Aníbal Barca.

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Pero la premisa mayor es otra. El pablismo está decidido. Harán lo posible y lo imposible para que Camargo no se presente a secretaria general. Por eso la intentan parachutar a Cort. Laura genera taquicardias. Causan pavor su falta de cintura política y su incapacidad para construir consensos. No habla: muerde; no dialoga: arrea dentelladas. Los enajenados elefantotes de 'El señor de los anillos' son caniches juguetones al lado de Laura cuando se cabrea.

Caído y sepultado Jarabo en las arenas de Son Serra de Marina, los pablistas siguen defendiendo que la menorquina Mae de la Concha es la mejor aspirante. Mae es un pedazo de humanidad que aguanta una cabeza bien amueblada. Pero, por si acaso, tienen dos ases guardados en la manga. Un mallorquín del Consell y una ibicenca de Vila. Por candidatos que no falte. Pero la clave es incrustar a Laura en Cort. Aunque sea con destornillador y tapando bocas aterrorizadas con silicona.