José Ramón Bauzá. | Teresa Ayuga

TW
10

José Ramón no se resigna a la derrota. Apura sus cartas hasta el último minuto. Este miércoles estuvo en Son Servera, el jueves en Calvià y este viernes congrega a «centenares» de colaboradores que han participado en su campaña en un acto de «agradecimiento» en las Bodegas Suau de Marratxí. Como es natural, también aprovechará el encuentro para dar el «empujoncito» a sus compañeros de partido marratxiners, de donde es presidente de la Junta Local, para que vayan en masa a votar.

De hecho, sus últimos actos demuestran donde cree que obtendrá un apoyo más mayoritario: Calvià y Marratxí. Ha ido al grano durante toda la campaña: conflicto lingüístico, las diferentes modalidades balears y libertad en la educación en materia idiomática. Lo demás ha pasado a un segundo término. Intenta movilizar a sus partidarios por el lado que más quema. No le importa, es más: le gusta. Hay una clave a tener muy en cuenta: aunque pierda, obtener más del cuarenta por ciento de los sufragios podría forzar a Company a establecer un equilibrio de respeto mutuo aunque gane. La clave es si el resultado final será inferior o superior al 60-40 a favor del santjoaner. Esta es la correlación de fuerzas que determinará futuros movimientos internos una vez que el congreso haya concluido.

Mientras, hay calma en las filas de Company. El grueso de la Part Forana está con él. Eso significa movilización, orden y disciplina este domingo para ir a votar. Company tiene asegurada la victoria en más de 40 localidades, incluidas las potentes Inca, Manacor, sa Pobla o Sóller. Por su parte, Bauzá tiene apoyos minoritarios en no pocos pueblos, pero su fuerza está en la Bahía: Palma-Calvià-Marratxí y la costa de Lluchmajor, donde está la concentración de militantes sensibles a la cuestión idiomática y educativa. También tiene apoyos en Menorca, aunque se espera que en esta isla vote poca militancia.

Por eso los actos de este jueves en Santa Ponsa y del viernes en las Bodegas Suau son muy importantes para Bauzá en aras de conseguir la máxima movilización. La Palma pepera, con sus más de 6.000 afiliados, está semidormida. El antiguo poderío rodriguista o bien está dividido entre ambos candidatos o se dedica a sestear. La esperanza de Bauzá es calvianera y marratxinera. De ahí tienen que salir los sufragios que le acerquen o le alejen de Company. De ahí depende el futuro político de José Ramón.

Mientras, los últimos apoyos a Bauzá le han llegado de alguna emisora de radio radicada en Madrid donde se ha vuelto a insistir en que Company está manejado por Gabriel Cañellas «el del túnel de Sóller que Aznar echó». De muy lejos llegan apoyos cavernarios en comparación con Company, que tiene la «comprensión» de la dirección del partido en la calle Génova y que ha cumplido escrupulosamente su petición de «no armar lío ni responder a las provocaciones».

Pocos discuten que Company saldrá vencedor. El domingo sólo está en juego si Bauzá obtiene un resultado digno o se hunde. Si ocurre lo primero, continuará la pugna interna dentro del PP.