Miquel Vidal. | Teresa Ayuga

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Ya se comentaba hace mes y medio en los mentideros, vericuetos, grietas y escondites del parlanchín PP. En pleno otoño se aseguraba que Miquel Vidal sería el presidente del PP tras el congreso regional de la próxima primavera y que Biel Company acabaría imitando a Manolo Escobar cantando «Mi carro» a todo pulmón.

Pero Company reaccionó y convocó a su tropa a una sonada merienda en ses Torres (Ariany). Parecía que las aguas volvían a su cauce, calmadas y planas cual bonanza de enero.

Es gesto surtió su efecto. Y el tamboreo pro Vidal se hizo más pausado, menos intenso hasta transformarse en semisordo. Mas era una ilusión. Los bombos vuelven a sonar ahora con fuerza, cercanos, guerreros, cargados de malos augurios. El PP Balear es ahora mismo una mar brava llena de habladurías. Hasta se discute de geometría, del triángulo Palma-Campos-Pollença. Para algunos el inminente triángulo de las Bermudas balear, donde se van a esfumar algunos altos vuelos. Dentro del PP hay «enteraos» en cada esquina que anuncian movimientos sísmicos para poco después de Sant Sebastià. ¿Será verdad? ¿Serán flechazos al viento en plena fiesta del patrón de Palma?

Y muchas miradas se vuelven hacia el «buenazo» de Miquel Vidal, cada día más alegre, cada día en su despacho de presidente «interino» en la calle Palau Reial, bromeando con todos, esparciendo campechanía con su sonrisa Burt Lancaster. ¿Se ve presidente de nuevo? El tiempo (inminente) lo dirá. Por de pronto goza de los parabienes de Rajoy y se lleva de perlas (según se comenta) con la delegada Maria Salom. Mientras, Vidal prepara su ponencia sobre Educación que pronunciará en el congreso nacional del PP ante las atentas orejas de Mariano y junto a Andrea Levy. ¿Será su salto al estrellato?

Lo seguro es que Vidal se ganaría de calle a Jose Ramón. Tiene capacidad de organizar una entente entre los regionalistas y Hablan las Bases. Puede llegar a un pacto de caballeros con Jaume Martínez, que ya prácticamente ni se habla con Joserra. Es una solución que gusta a la calle Génova. Es una salida lógica y, por tanto, factible, al menos en teoría.

Pero toda esta jugada sólo es asumible si uno se zambulle en la piscina de las habladurías. De momento, el candidato regionalista es Biel Company, que mantiene firmes las riendas de su carromato, cargado de gente y de algarabía. Pero está el asunto del triángulo... (o el run-run en torno al asunto del triángulo)...ya se sabe que para que un carro tire para adelante las ruedas deben ser redondas. Con un triángulo a cada lado del eje el carro se encalla y los caballos se encabritan.