Francina Armengol. | Pere Bota

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Como los buenos futbolistas, Francina Armengol juega este martes con las dos piernas en el parlament Balear (además de tener que despejar o entrar al remate con la cabeza, cuando haga falta). Tiene ante sí dos problemas: por un lado ilusionar a una ciudadanía a la cual le gustaría que se hablase de proyectos, realizaciones, inversiones y firmeza ante un Madrid cada vez más cicatero, y por el otro calmar el cuchicheo interno, sobre todo el proviniente de la yeguada de Podemos, que podría iniciar movimientos de desmarque en los presupuestos y comenzar a amargarle a Francina el próximo año e, incluso, el grueso de lo que queda de legislatura.

Armengol tiene un teórico tercer escollo, el antaño combativo PP Balear. Pero este partido tiene tal lío interno, sobre todo desde que la Justicía tomase medidas cautelares contra José María Rodríguez, que aparte de las castañuelas de rigor, poco daño podrá hacerle a la líder socialista. Si el PP es hábil esta vez no tiene que imponer su discurso opositor, sino ahondar en las contradicciones entre Francina y la tropa de Jarabo y Camargo. Ahí es donde puede hacer daño.

Ha hecho bien Armengol adelantando fechas. Todo puede ser diferente a partir de la próxima semana, tras la celebración de las elecciones gallegas y vascas. Todo es posible en política, pero si los socialistas sacan unos malos resultados, la revuelta de Susana Díaz encabezando a los críticos contra Sánchez, está servida. Armengol no podía arriesgarse a convocar el debate dentro de un mes, en pleno festival de guerra interna socialista. Ahora tiene a la muchachada de Podemos relativamente calmada (sólo relativametne) pero dentro de unas semanas el asunto podría convertise en incendiario, sobre todo si aumenta la presión contra Pedro Sánchez para que deje gobernar a Rajoy.

En todo caso, sería conveniente que Armengol no pierda el norte por este ambiente levantisco y piense que lo más importante es la ciudadanía. Es seguro que hablará del plan de infraestructuras que está preparando, y de objetivos serios y sólidos como la conversión de Son Dureta en un centro sociosanitario de primera calidad. No podrá hacerse de golpe porque no hay dinero, pero las primeras fases de la rehabilitación del complejo podrían comenzar esta legislatura si se consigue mantener el equilibrio dentro del Pacte.

Acierta el PP al señalar que el debate que empieza este martes es en realidad una moción de confianza encubierta. Armengol debe mantener el apoyo podemita. Su ventaja es que está acostumbrada a afrontar situacíones difíciles desde hace décadas. La inquera jamás lo ha tenido fácil. Por eso se la ve sonriente a pesar de la borrasca.