Castro y Horrach, tras el registro en el palacete el día de Nochebuena de 2009. | Joan Torres

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Siete años después de que la Fiscalía Anticorrupción detectara presuntas irregularidades en la compra y reforma del palacete que el expresidente del Govern Jaume Matas posee en el casco antiguo de Palma, el juez José Castro ha puesto fin a estas pesquisas y ha abierto con ello la vía para sentar al exmandatario autonómico en el banquillo de los acusados por un delito de blanqueo de capitales.

El magistrado ha concluido así una de las principales líneas de investigación que, impulsadas en 2009, constituirían el génesis del conocido como caso Palma Arena, cuya complejidad derivó años después en la apertura de hasta un total de 28 piezas separadas.

Junto a Matas, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma da el paso previo para que también sean juzgados su mujer, Maite Areal, el hermano de ésta y extesorero del PP balear Fernando Areal, el exconseller y supuesto testaferro del expresidente Bartolomé Reus y otros cuatro investigados.

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Los fiscales Pedro Horrach y Juan Carrau pusieron la lupa sobre el exmandatario en 2009. El exdirigente 'popular' había pagado unos 980.000 euros por su palacete pese a que el inmueble, de más de 700 metros cuadrados y de estilo manierista, estaba tasado en 2,4 millones.

A partir de ese momento, se iniciaron unas intensas investigaciones que, bajo el nombre de Operación Buckingham, fueron dirigidas a averiguar los pormenores que rodearon al elevado tren de vida que llevó Matas mientras era máximo mandatario balear.

Efectivos de paisano de la Guardia Civil recorrieron incluso varios establecimientos en los que Matas compró el mobiliario para el palacete y donde su mujer efectuó lujosas y continuas compras en efectivo, según la documentación recabada por los agentes.