Biel Barceló. | DE

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Comentan en la calle Montenegro (nuevo objetivo de las indignadas chirigotas del GOB) que el vicepresident Biel Barceló está decidido a entrevistarse con los responsables de AENA para pedir «un poco de moderación» a la hora de convertir los aeropuestos isleños, sobre todo Son Sant Joan, en una casa sin puerta ni ventanas que introduce turistas y visitantes a cascadas sin tener en cuenta las disponibilidades de las islas para acogerles.

La disfunción entre el Turisme (autogobierno) y AENA (Gobierno central) es en estos momentos total y absoluta. AENA abre el grifo sin pensar si las desaladoras, depuradoras, carreteras y suministro eléctrico de Balears serán suficientes. Barceló tiene que convencer a los jefes madrileños del cotarro que ni Mallorca ni Eivissa son el sombrero de la Bernarda.

Mientras, el vicepresident tiene otro objetivo fundamental: la modificación de la Llei Turística para acotar y regular el alquiler vacacional. Este verano el asunto se ha desmadrado. Todo el mundillo internacional de los negocios que se mueve alrededor de internet ha visto que Mallorca es un bombón fuera de control institucional y se han lanzado de cabeza.

Numerosos isleños están ganando dinero o dinerito con este fenómeno del alquiler de viviendas particulares. Ahí radica el punto más doloroso de esta iniciativa legal. La intención de Barceló es presentar al Parlament el anteproyecto de modificación y regulación antes de Navidad. En la calle Montenegro se hacen apuestas sobre si lo conseguirá o no (o si le quedará moral e ímpetu para lograrlo) . Porque el asunto se las trae. Y hay lentitud. De momento, poco (o casi nada) se sabe de las anunciadas negociaciones de la Conselleria de Turisme con los diferentes alcaldes para proceder a la zonificación de los términos municipales y determinar en qué barriadas o núcleos se podrá alquilar a turistas por semanas o quincenas y dónde se prohibirá esta lucrativa pero saturadora práctica.

Ya puede darse prisa Barceló porque este verano se está alquilando por todas partes. Es decir: se están creando derechos adquiridos «que luego será muy difícil remover». A su vez, «son millares los isleños beneficiados. Toda esta gente vota. Los hay simpatizantes (o militantes) de diferentes partidos. El que les lesione esta posibilidad de obtener una renta con el alquiler de sus propiedades puede salir escaldado en las urnas».

Y así está el patio. Sin normativa modificada, con el GOB movilizado, con el Archipiélago más masificado que Calcuta y con una población que las pasó canutas con la crisis y que ahora espera recuperarse con una concenración humana que hace asfixiante el presente y que puede dañar la gallina del los huevos de oro en el futuro. Por eso Barceló mira hacia AENA, que es quien podría racionalizar la cosa sin traspasar toda la responsabilidad al autogobierno.