Dos palomas presas por una trampa antiplagas. | Jaume Morey

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La población de palomas urbanas ha aumentado en Palma en los últimos años y los problemas que causan se han agravado al haberse extendido su presencia al conjunto de la ciudad.

Según Pedro Morell, director veterinario del centro de Son Reus, mientras hasta hace unos años eran la zona de la Plaça d’Espanya y los alrededores de la Seu los puntos calientes, «ahora están dispersas por el centro y los barrios, pero el exceso se focaliza sobre todo en las zonas de Balanguera, Santa Pagesa y s’Escorxador».

No existe un censo fiable de palomas, lo único claro es que sobran y que cada año se recogen entre 1.500 y 2.000.

La razón principal de que la población de palomas se haya extendido, explica el experto, es que «hay alimentadores por todas partes»

Morell detalla que la ordenanza municipal prohíbe dar de comer a las palomas salvo en la Plaça d’Espanya, «algo que se hizo para concentrar en este lugar a las personas que les dan de comer, pero no ha funcionado». Relata que es difícil hacer entender a algunas de estas personas los perjuicios de dar de comer a estas aves y también es complicado sancionar.