El presidente del PP de Palma José María Rodríguez a su salida de los juzgados de Palma. | Teresa Ayuga

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La investigación judicial es tan profunda en torno a escándalo de las manzanas podridas de la Policía Local -vicio nocturno- manzanas podridas del PP, que hay zozobra en la calle Palau Reial. Miquel Vidal ha tenido que intervenir de manera más rápida de lo que suele ser su estilo porque en la calle Génova están en fase de negociaciones para investir a Mariano y no quieren ni oír hablar de un escándalo más antes de que Rajoy sea revalidado por un Congreso de los Diputados harto de escándalos del PP. La implicación de José María Rodríguez llegó este fin de semana a toda España a través de la Red. Había que actuar. Vidal ha pedido la opinión de muchos compañeros antes de cruzar el Rubicón («en este caso, el Volga, ya que al parecer habría prostitutas rusas de por medio») e ir a por Rodríguez.

Este lunes por la mañana José María Rodríguez era un manojo de nervios. Incluso abroncó a una periodista a la puerta de la sede. El encuentro con el presidente Miquel Vidal fue en algunos momentos explosivo. Rodríguez estaba desencajado. Pero la clave argumental es de un calado enorme: en la sede todos dan por hecho que el juez podría actuar contra el presidente del PP-Palma y contra su secretario general, Álvaro Gijón. La dimisión de sus cargos en el partido es una descompresión, es la única salida posible. «Y les beneficia a ellos».

Rodríguez lo comprendió y accedió a marcharse. También Álvaro como secretario general y Sandra Fernández como secretaria de organización. José María afirmaba a primera hora de la mañana que comunicaría su decisión a los presidentes de los quince distritos de Palma, auténtico bastión en la sombra del omnímodo poder rodriguista. Se interpretaba como un intento de poder elegir él su sucesor en vez de Marga Durán, portavoz del partido en Cort y que, siguiendo la línea de actuación popular, es la candidata ideal para presidir la gestora, al igual que Cristina Cifuentes en Madrid al marcharse Esperanza Aguirre. Rodríguez quiere irse dejándolo todo «atado y bien atado», pero esta intento se convertía en cada vez más complejo a medida que avanzaba el día.

En el caso de Álvaro y Sandra, su marcha sería más formal que real ya que ambos son diputados autonómicos y, por tanto, miembros natos de órganos de dirección. Por su parte, Rodríguez pierde todo su poder. Otra cosa es que sea considerado un ídolo por parte de la militancia y los cuadros intermedios palmesanos, pero si la investigación judicial sigue su curso podría haber desbandada en lo que hasta ahora se ha conocido como 'el rodriguismo'.

Este es el contexto que ha determinado la caída de José María. ¿Pero habrá más piezas? Dentro del PP se comenta que «hay otra que clama al cielo». Se trata del exalcalde de Llucmajor, Joan Jaume, reciente director de la campaña electoral del partido, al que un empresario vincula con las juergas del escándalo. Nada hay judicialmente contra él, exceptuando esta afirmación, pero Miquel Vidal está obligado a atajar este goteo cuanto antes. Joan Jaume fue «colocado» por el PP como asesor de su Grupo en el Consell de Mallorca unas semanas antes del inicio de la campaña electoral. Es decir, que cobró sueldo público mientras hacía labor partidista full time. Pero hay más: una vez terminada la campaña, Jaume sigue de asesor insular a la vez que ocupa el cargo de vicepresidente del PP. Si el juez procediese contra él volvería a armarse una papeleta de enorme calado para Miquel Vidal ya que se trata de un alto cargo del partido, asesor público y el hombre que ha dirigido la campaña: «todo un pastel que hay que resolver cuanto antes».

Queda por saberse hasta dónde podría llegar la lista de afectados en esta investigación. Pero Madrid quiere cortar por lo sano y rápido. Si Rajoy logra ser investido presidente en agosto, el congreso nacional del PP podría celebrarse en octubre y el regional balear al mes siguiente. «Todo tiene que quedar solucionado y limpiado para entonces». Biel Company está armando a todo el regionalismo para tomar el poder, incluso en Palma. Y Rodríguez llora su caída en desgracia a causa de una sonada y amplia investigación judicial.