Carteles electorales del PSIB-PSOE. | Joan Torres

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El el PSIB por fin se han dado cuenta de que la marca PSOE ya no es garantía segura para obtener un resultado digno en las elecciones generales. Hay preocupación por la encuesta del CIS, que les coloca con un solo escaño en el Congreso, el que corresponde a Pere Joan Pons. El partido intenta espabilar y trabajarán como descosidos las próximas dos semanas. Pero el vendaval Units Podem Més se anuncia fuerte, «demasiado fuerte». Por primera vez se escuchan comentarios entre socialistas baleares de que «Rajoy ha sabido potenciar a través de cadenas televisivas madrileñas a Podemos para propiciar así el sorpasso al PSOE. Así, el PP puede presentarse como el gran dique contra el radicalismo. Es una estrategia irresponsable y cortoplacista que nos ha hecho mucho daño».

El problema de los socialistas es que no han visto venir el alcance de la jugada hasta el final, tanto en el conjunto de España como en Balears. En las Islas deberían llevar meses preparando una estrategia conjunta elecciones generales-acción del Govern para darle a su campaña una solidez y un discurso propios y pelear así para, al menos, mantener el segundo diputado. No ha sido posible pese a que se han hecho intentos como en la exigencia de una mejor financiación autonómica o envolver a poner en marcha el REB. Ahora les toca sufrir. Desde Madrid no llegan los mensajes propicios para crear un clima a favor de sus siglas. Y tienen que poner todo el PSIB que puedan en una sartén donde el PSOE aparece fundido ante el avance de Podemos.

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Es difícil la posición del PSIB, cada vez más distanciado del PSOE de Andalucía, que es quien ha impedido que Pedro Sánchez alcanzase la presidencia el pasado diciembre. Es evidente que en las próximas semanas el PSIB deberá pisar la calle sin desmayo, incluyendo a la presidenta, Francina Armengol. No les queda otra.

En el PP Balear están a verlas venir. La tropa está deshinchada. Habrá dificultades para encontrar apoderados el 26-J. El ambiente interno es de velatorio y funeral. Pero tienen una ventaja. Rajoy ejercerá de antidepresivo azuzando el voto del miedo para alcanzar en el conjunto de España el 30% de los votos y salvar los muebles. El gigante Podemos empuja también mucha gente hacia el PP. En Mallorca habrá que ver si esta oleada de pavor le servirá a los populares para mantener sus dos senadores, Miquel Ramis y Cati Soler, o si serán los podemitas los que se conviertan en primera fuerza quitándoles un escaño. Habrá que verlo. De momento, hay vaguitis en el partido, que tiene la cabeza puesta en la gran contienda interna del congreso regional que se celebrará a finales de este año o principios del próximo.

Respecto a Ciudadanos, en Balears dependen de Albert Rivera. Todo indica que mantendrán un escaño. Tienen a sus fronteras muy debilitadas. Por un lado un PP dormindo y por el otro un PSIB tembloroso.