Pedro Sánchez | Kiko Huesca

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En Palma se recibe información de primera mano de las peleas y desencuentros de Madrid. De hecho, la actividad política está semiparalizada a la espera de si habrá convocatoria de elecciones generales (que es lo más probable). Sin embargo, se seguirán gastando cartuchos para llegar a una solución, hasta el último minuto. Sobre todo por parte de Pedro Sánchez, ya que las encuestas le vaticinan un nuevo descenso electoral. «Parece imposible que se consiga». Las dos maniobras tienen al PSOE como epicentro. Es el partido que ha movido los hilos, «sin éxito».

La primera opción de Pedro Sánchez era ser presidente del Gobierno y formar Ejecutivo con Albert Rivera de vicepresidente. Para ello necesitaba el apoyo externo de Podemos. Era una tarea complicadísima, «pero no inalcanzable». Parece ser que Sánchez consiguió camelar a Íñigo Errejón. La oferta era este apoyo de Podemos a cambio de una moción de censura en la potentísima Comunidad de Madrid, echar a Cristina Cifuentes y darle la presidencia a Podemos. Por su parte, Ciudadanos, que obtenía casi medio Gobierno central, estaría de acuerdo.

Errejón, que forma parte del ala más moderada y socialdemócrata de Podemos, lo habría, en principio, aceptado. El resultado era una bofetada tremenda para el PP: Caían Rajoy, su Gobierno y perdían la comunidad-símbolo de Madrid, que pasaba a manos podemitas, que incluso podrían meter el hocico en Bankia, aunque fuese de forma indirecta. Todo quedaba emplazado para unas nuevas elecciones generales dentro de dos años, dando tiempo a Podemos para fortalecerse en la oposición. No pudo ser. Errejón topó con el endiosado Pablo Iglesias, de formación marxista-leninista e incapaz de actuar a medio plazo. Además, de aceptar, Iglesias habría dado fuerza al ala socialdemócrata de su partido. Se habría debilitado. Se negó en redondo y discutió con Errejón. No hubo pacto. Iglesias trabaja para absorber a Izquierda Unida y lanzarse directamente hacia el poder, dentro y fuera de su formación. Iglesias y Errejón tuvieron un sonado enfrentamiento, que se ha extendido a buena parte de la dirección de Madrid.

Segundo intento

Fracasado el intento de ser presidente, Sánchez no se ha rendido. Sabe que si saca un mal resultado el 26 de junio Susana Díaz y su tropa le van a hacer un rasurado en seco. Necesitaba otra «salida» para evitar elecciones, aún más imposible. Pasaría por dejar formar un Gobierno PP-Ciudadanos con apoyo externo del PSOE a cambio de la dimisión de Mariano Rajoy, que pasase a ser sustituido por un joven corcel del PP sin pasado, sin corrupciones y sin escándalos.

Pero Mariano, como estaba cantado, se ha negado. Por mucho que le hayan dejado en ridículo a su exministro Soria, por mucho que se lleven por delante al alcalde de Granada, por mucho que el caso Rita Barberá se haya transformado en un circo, Mariano Rajoy Brey sigue adelante sin despeinarse. No tolera que nadie le rechiste dentro del PP.

Ante esta tesitura, sólo resta la nueva llamada a las urnas. En el PSOE hay pánico a que Podemos les haga el sorpasso. Y las encuestas internas, serias y no manipuladas, que realizan los partidos, dicen eso. l futuro postelectoral pasa por una gran coalición PP-PSOE-Ciudadanos con Pablo Iglesias convertido en amo de la oposición. Tal vez Rajoy no presida este Gobierno. O tal vez sí. El que lo tendrá peor es Pedro Sánchez, al que muchos auguran un futuro personal muy negro.