Francina Armengol. | M. À. Cañellas

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Los socialistas baleares, que han apostado por un pacto «a la balear» en Madrid ya se han hecho a la idea de que habrá nuevas elecciones generales el 26 de junio. Aún no han recibido la orden de Ferraz para «ir preparándose», pero ya se mueven en este sentido. No tienen, ni mucho menos, claro qué puede pasar a nivel del conjunto de España, «pero a nosotros nos pilla en un buen momento». Gobernando como están en las principales instituciones isleñas y en muchos ayuntamientos del Archipiélago, no están angustiados por este nuevo reto. Saben que el PSOE, pase lo que pase, resistirá en la Península, mientras que el PSIB se halla en un buen momento «con capacidad para incrementar votos».

Varios factores les inducen a este optimismo. Por un lado, que el PP balear atraviese horas bajísimas después de la derrota del año pasado y «con muy pocas posibilidades de remontar, ya que su militancia está muy desmoralizada». Por otro lado, no acaban de creerse que Podemos y Més formen una candidatura conjunta en el Archipiélago. «¿Cómo se removerán las sillas de algunos de los que salieron elegidos el 20-D. ¿Le quitarán el puesto de privilegio al juez Illanes, por ejemplo?». En este contexto, piensan que pueden remontar.

Pero lo que más les anima es la reconquistada paz interna. La retirada a segunda línea de Aina Calvo por motivos personales ha pacificado mucho la situación. Comienza ser patente y visible el acercamiento entre Francina Armengol y José Hila y los procesos congresuales que tendrán lugar después de las que parecen inminentes elecciones se desarrollarán de una forma mucho más calmada y serena que en épocas anteriores, donde se oía el crujir de dientes en cada reunión importante.

Un buen resultado del PSIB en Balears reforzaría su fuerza en Madrid, teniendo en cuenta que «calculamos que el PP de Rajoy recibirá un nuevo golpe electoral importante a causa de los escándalos». Por otra parte, no tienen previsto un gran ascenso de Podemos, «ya que su electorado se da cuenta de que Pablo Iglesias no aspira al poder ni a derrocar al PP, sino a estar en la oposición. No es ésta la bandera que levantaron en 2014. Es probable que haya una cierta desmotivación de sus votantes». De cumplirse esta predicción, «no se produciría el anunciado sorpasso dentro de la izquierda».

Todos los socialistas miran hacia las urnas y dan por «cada vez más improbable» un acuerdo Sánchez-Iglesias. Solamente en el PP existirá este temor hasta el último minuto. Y es que el miedo está cambiando de partido.