Las imágenes de Cristo Resucitado y la Virgen Marían salen de sus respectivas capillas de la Catedral y en procesion se dirigen hacia el altar mayor, donde tendrá lugar el encuentro. | P. Pellicer

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Como cada año en domingo de Resurrección, la Seu de Mallorca se llenó de fieles para asistir a la misa de Pascua, precedida del Encontre de la Virgen y Jesús Resucitado, ceremonia que tiene lugar a pies del altar mayor.

A la hora en punto, tras el campanazo que se da en la sacristía, aparece el cortejo formado por los canónigos, y presidido por el obispo, Javier Salinas, envueltos en una nube de incienso que impregna con su aroma esa ala.

Al mismo tiempo, y desde puntos opuestos del templo catedralicio, salen las procesiones de Cristo Resucitado y de la Virgen, cuyas imágenes son portadas y acompañadas por miembros de las familias Dameto y Truyols, respectivamente, algunos sobre todo los más jóvenes, portando velas encendidas.

A los pocos minutos, las dos imágenes llegan frente al altar mayor, giran buscándose, y tras avanzar unos pasos, quedan enfrente, una de la otra. Y llega el momento del esperado encuentro.