Imagen de archivo de la primavera. | Xesca Serra

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La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) prevé que esta primavera sea «algo peor» que el año pasado para los ocho millones de alérgicos al polen que hay en España, sobre todo en Andalucía y Extremadura, donde los pólenes más frecuentes son los de gramíneas y olivo, pero será leve para los alérgicos, tanto en el litoral mediterráneo (Comunidad Valenciana, Cataluña, Murcia y Baleares).

Así lo ha asegurado el presidente del Comité de Aerobiología de esta sociedad científica, Angel Moral, durante la presentación de sus previsiones para los próximos meses en virtud de las temperaturas y las precipitaciones registradas durante otoño e invierno.

Aunque de octubre a diciembre del año pasado las lluvias han sido muy inferiores a la media, las intensas precipitaciones registradas en los primeros meses del año han situado un acumulado de 333 milímetros, un 9 por ciento menos que la media de los últimos 30 años. Además, en Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía no han alcanzado el 75 por ciento del valor normales.

Esto hará que esta primavera sea intensa en estas dos últimas comunidades, al igual que en años anteriores, con una concentración de polen que oscilará entre los 5.920 granos por metro cúbico de aire en Sevilla a los 8.940 en Cáceres.

En ambas regiones destacan el polen a gramíneas, cuyos niveles más intensos el año pasado se registraron en la segunda semana de mayo; y al olivo, para la que este año «no se esperan niveles muy altos», según Moral, ya que este polen alterna años de emisiones elevadas con otros con escasa concentración «y el año pasado se alcanzaron cifras récord, que en algunos días de mayo rozaron los máximos históricos en provincias como Jaén», donde la presencia de este árbol es más abundante.

Asimismo, en las comunidades del centro peninsular --Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón-- la intensidad de la alergia al polen será moderada, con una concentración estimada que irá de los 4.190 granos por metro cúbico de aire en Salamanca a los 4.850 de Madrid o los 6.200 de Toledo.

En algunas de estas regiones será también frecuente la alergia al plátano de sombra, un árbol presente en grandes ciudades cuya polinización es «explosiva» y se produce desde la segunda quincena de marzo a la primera de abril.

Los alergólogos recuerdan que solo en Madrid hay censados 73.000 árboles de esta especie y en Barcelona unos 57.000 ya que «viene muy bien a las ciudades porque es resistente, soporta la contaminación y el estrés hídrico y crece rápido, pero el problema es que genera mucho polen», ha alertado el presidente de SEAIC, Joaquín Sastre, que reclama a los responsables de urbanismo de las ciudades a sustituir estas especies por otras que sean menos perjudiciales para los alérgicos.

Sobre todo, ha añadido Moral, porque la contaminación también presente en las grandes ciudades favorece que las plantas «adelanten y aumenten su polinización».

De hecho, ha apuntado este experto, «aunque hay más pólenes en el campo y en las zonas rurales, no son tan frecuentes los casos de alergia», lo que hará que «aunque haya más polen en Extremadura o Andalucía quizá puedan sufrir más síntomas los alérgicos de Madrid».

En el resto de regiones de España la primavera será leve para los alérgicos, tanto en el litoral mediterráneo (Comunidad Valenciana, Cataluña, Murcia y Baleares), donde la concentración variará de los 1.500 granos de Barcelona a los 2.100 en Valencia; como en la cornisa Cantábrica (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra y La Rioja), donde oscilará entre los 1.050 granos de Santander a los 3.500 de Vitoria; o en Canarias, donde se registrarán entre 125 y 380 granos.

Para que los pacientes puedan hacer un seguimiento de los niveles de polen a lo largo de la primavera, la SEAIC actualizará a lo largo del mes de abril su página web 'www.polenes.com', en la que ofrece datos numéricos y gráficos por regiones, y cuenta con la aplicación dispositivos móviles 'polen control', en la que los pacientes pueden recibir alarmas con los niveles de polen en función de su localización.