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La que fuera directora de gestión de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) de Valencia, Elisa Maldonado, ha asegurado ante el tribunal que los convenios que firmó la entidad con el Instituto Nóos fueron una decisión acertada desde el punto de vista de la estrategia de comunicación de Cacsa.

En su declaración ante el tribunal en la séptima jornada del juicio de Nóos, Maldonado, que afronta peticiones de condena de entre 8 y 11 años por los presuntos delitos de malversación, prevaricación, falsedad y fraude a la administración, ha negado que hiciera informes para dar apariencia de legalidad a los convenios.

Por organizar los tres Valencia Summit en 2004, 2005 y 2006, el Instituto Nóos percibió unos 3'1 millones de euros de Valencia Turismo Convention Bureau, entidad del Ayuntamiento de Valencia, y de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa), dependiente de la Generalitat.

Maldonado redactó dos informes sobre el primer Valencia Summit que lo valoran como decisión estratégica de la empresa desde el punto de vista de la comunicación y concluyen que fue acertada: «Contrasto con la memoria de 2004 y un informe de resultados que la notoriedad y el conocimiento que esperábamos se había producido», ha señalado.

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«Yo no he redactado en mi vida un informe para dar apariencia de legalidad a nada, ni he redactado un informe que no obedezca a datos ciertos», ha afirmado. «No he redactado en mi vida un informe que pretenda simular nada, ni dar a entender nada diferente de lo que consta en el informe», ha insistido a preguntas de la fiscal Anticorrupción Ana Lamas.

Fue el entonces director de Cacsa, Jorge Vela, quien le solicitó un informe para formalizar la primera adenda o renovación del patrocinio. «Valoro los objetivos perseguidos en 2004, los alcanzados, los objetivos de 2005 y concluyo que un nuevo patrocinio puede resultar interesante para la ciudad», ha detallado.

La que fuera responsable de gestión de Cacsa considera que esos dos informes que hizo no eran preceptivos porque los convenios para organizar las tres cumbres eran acuerdos de patrocinio no sujetos a la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas sino al derecho privado.

Según Maldonado, para las tres cumbres Cacsa «hace una aportación a una empresa para ayudarle a hacer su actividad, en este caso deportiva, a cambio de recibir colaboración publicitaria». Ha insistido en que para la empresa pública era una forma de obtener notoriedad.