Jarabo y Barceló en el Parlament. | Jaume Morey

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Con el dinero hemos topado. Ahora que avanzaba a pasos agigantados la articulación jurídica consensuada del nuevo impuesto turístico; ahora que el PP ha roto con su pasado obstruccionista y ya negocia con los demás la nueva norma; ahora que los hoteleros ya parecen resignados a pasar la palangana entre la clientela, precisamente ahora ha estallado la polémica de fondo, la más peliaguda: ¿Quién manejará el pastizal, los cerca de cien millones anuales que generará la ecotasa?

Més, que controla Turisme y es el motor administrativo y político del nuevo impuesto quiere en dinero para el Govern. Por su parte, el PSIB calla, espera e intenta evitar follones. A este partido aún le escuece la cicatriz del primer Govern Antich, que se enfrentó a la Federación Hotelera con la espada y con los dientes por este asunto allá por el año 2001 y le sirvió en bandeja el regreso a Jaume Matas. Los socialistas echaran toda el agua que puedan a este fuego, porque saben que es explosivo.

El callo se llama Podemos. La formación de Jarabo le ha dejado bien clarito a Més que la recaudación se tiene que repartir con los Consells y tiene que haber dinero para los Ayuntamientos. Sólo para Eivissa piden un 20% de la palanganada. Bocatto di cardinale. Si la calle Montenegro, sede de Turisme, aceptase, ya pueden ir preparando tajadas en proporción equitativa para el resto de Consells. Lo que les quedase para ellos no bastaría ni para una bolsa de caramelos. Més considera que el dinero ha de gestionarlo el Ejecutivo autonómico, es decir, ellos, para poder marcar objetivos finalistas importantes, proyectos de calado, que den sentido a la ecotasa. Hay que añadir a ello que los departamentos del PSIB en el Govern esperan muy poquito para ellos. Calderilla a lo sumo. Més reclamó y tiene Turisme y Medi Ambient, las dos Blancanieves finalistas del impuesto.

Pero Més ha topado con Jarabo y sus guerreros. Y éste jefe es más tozudo que el hondero de s'Hort del Rei. Además, Podemos de Eivissa ya ha hecho saber a sus compañeros de Palma que o hay din-din cantarín para la Pitiusa mayor o van a armar un cacao maravillao. En Més se recuerda con tristeza que «durante la campaña electoral Podemos no reclamó la implantación de la ecotasa. Es más, hay declaraciones de sus líderes donde afirman que no harían bandera de la cuestión. Pero ahora parecen los ecotasistas más convencidos. Los que más reclaman».

Encima está el PP. Ahora ha abrazado la fe en santa ecotasa. Hasta negocian con el vicepresident Biel Barceló el contenido de la ley. Pero también se comenta que han olido sangre y que podrían sumarse a la petición de Podemos de que el dinero se reparta en cachitos por los Consells y Ayuntamientos dejando a Turisme a pan y agua. Tienen la llave para armarle una pinza de órdago al Govern durante las votación de la nueva ley y eso les hace echar saliva por las comisuras de gusto que pasan.

En Més más que rabieta hay pena, penita, pena. Pueden quedarse sin los cromos. Ya habían hecho muchos planes con el dineral que les entraría cada año coincidiendo con la segunda parte de la legislatura y mirando a las futuras elecciones. La recaudación de este impuesto es un pellizco sabrosísimo, de ensueño. Anualmente equivale más o menos a lo que le costó Neymar al Barça. Hay tarta para desarrollar proyectos de bandera siempre que no se atomice. Se lo han dicho a Podemos: «No nos hagáis la puñeta, leche». Ni caso. Según los cálculos de Més habría dinero hasta para la Conselleria de Josefina Santiago, precisada urgentemente de infraestructuras sociales. Eso iría ligado al turismo ya que la peculiar estructura económica de Mallorca, estacionalizada, con horarios alocados, hace que muchos ciudadanos no puedan, por ejemplo, cuidar de sus mayores o de familiares impedidos con la dedicación que les gustaría.

Pero Podemos exige reparto y no concentración. Y los veteranos políticos del PSIB, que se la veían venir de lejos, piden calma, consenso, orden y lógica. Por la estabilidad del pacto de izquierdas no les hace ninguna gracia que el vicepresident Biel Barceló se tenga que tragar el marrón de negociar con los hoteleros para luego quedarse casi sin contrapartidas inversoras y con una mano delante y otra detrás. Pero los socialistas, que también piensan en los pactos de Madrid, tampoco quieren hacer enfadar a Podemos, cuya visión del troceo del dinero es objetivamente negociable.

Es posible que la presidenta Francina Armengol tenga que intervenir para poner paz y consenso. Cien millones al año flotan en el aire. No es extraño que más de uno flipe en colorines.