De izquierda a derecha, Jaume Puigserver, Francesc Pardo, Joan Enric Vives, Jesús Murgui, Lluís F. Ladària, Javier Salinas, Jaume Pujol, Gerard Villalonga y Tomeu Pont, ante la tumba de Ramon Llull. | Joan Torres

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«Un pueblo que sabe honrar a sus antepasados es un pueblo que tiene futuro». Con estas palabras el obispo Javier Salinas iniciaba este viernes los actos del Año Jubileo en honor a Ramon Llull. Así, la Iglesia también participará en la difusión de la figura y obra del il·luminat con motivo del 700 aniversario de su muerte.

La plaça Major de Palma, donde la leyenda asegura que nació Llull, fue el punto de partida de esta conmemoración cristiana que arrancó con una desfile festivo acompañado por ocho xeremiers y estandartes del beato. La presidieron siete obispos de Balears, Catalunya y País Valencià junto al secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo Lluís Ladària.

La comitiva, formada por un centenar de personas, avanzó por el centro de Palma hacia la basílica de Sant Francesc, donde reposan los restos mortales del beato, que tiene abierta la causa para su santificación. Ante su tumba, el arzobispo Lluís Ladària; el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol; el obispo de Girona, Francesc Pardo; el obispo de Oriola-Alacant, Jesús Murgui; el obispo de la Seu d’Urgell, Joan Enric Vives y el administrador diocesano de Menorca, Gerard Villalonga, encendieron una vela cada uno en recuerdo a Llull.

A las seis y media una comitiva formada por más de 80 sacerdotes entró en la basílica para la eucaristía que presidió el secretario de la Congregación de la Doctrina de la Fe.