Jaume Matas. | M. À. Cañellas

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La patada en el trasero que le ha pegado la calle Génova al rodriguismo se está complicando. Las ramificaciones «empiezan a poner los pelos de punta», apuntan fuentes del partido. La coz a Álvaro Gijón para impedirle que sea el número cuatro de la lista al Congreso en realidad «tendría otro destinatario». Por debajo, se trataría de un «aviso» a Jaume Matas. En la calle Génova, y por el PP Balear, ha corrido la voz de que Matas está negociando en secreto con Fiscalía Anticorrupción una sustancial rebaja de la petición de condena (quedaría reducida a cinco años) a cambio de señalar a los prebostes populares que desde el corazón de Madrid estuvieron por encima de él a la hora de la adjudicación del macrohospital de Son Espases, la mayor inversión pública de la historia de Balears, más de 600 millones, y la concesión de los servicios de tan potente estructura sanitaria a la empresa beneficiaria durante 30 años.

Según estas fuentes del PP, Matas estaría «harto» del abandono que está soportando por parte de sus antiguos jefes, «que le besaban los pies cuando era presidente autonómico o ministro y que ahora le desprecian». Este pacto con Fiscalía no se produciría hasta enero, una vez pasadas las elecciones generales y «podría ser un pepinazo semejante al que protagonizó Bárcenas».

En Palma se atan estos días muchos cabos. Por ejemplo, que el rodriguismo haya insinuado que quién habló mal de ellos en Madrid fue Rosa Estaràs. En Palma esta teoría se considera «absurda». La expresidenta del PP Balear, ahora eurodiputada, ha estado buena parte de esta semana en Bruselas, por lo que difícilmente ha podido reencarnarse en Madrid. Al menos eso aseguran en Palma fuentes del PP. A partir de ahí algunos han ligado cables: ¿Quién puede estar interesado en calentar las orejas a la tropa rodriguista en contra de Estaràs, que se ha situado en una digna segunda línea política? ¿Por qué intentar desprestigiarla? ¿Se trata de un ajuste de cuentas del pasado que se ubica en un nivel superior al rodriguismo? ¿Quién maneja hábilmente al desorientado y encabritado batallón de San José María? ¿Por qué Génova relaciona a Matas con el rodriguismo y como respuesta le larga dos guantazos?

Toda esta humareda tiene sentido ante la posibilidad de que Mariano Rajoy pierda la Moncloa el mes que viene y estalle una concatenación de ajustes de cuentas dentro del PP. El poder impone disciplina. Y el poder absoluto produce uniformidad cuartelera. Por eso ahora nadie le levanta la voz a Rajoy y a sus adláteres. ¿Pero qué puede pasar a partir de Navidad si se forma en Madrid una coalición constitucionalista PSOE-Ciudadanos con la bendición urbi et orbe del IBEX-35? Las navajas están cada vez más afiladas. Cortan con sólo mirarlas. «Ahora es impensable. Pero si después de Reyes estalla la Bomba-M (Matas) en la calle Génova lo pueden pasar muy mal. Sin poder les puede aguardar un auténtico calvario».

Estas son las cartas de la actual baraja. Al menos a nivel de afirmaciones de cenáculo y cuando se aproximan, implacables, las generales. Además, el pataleo rodriguista comienza a tener dimensiones insospechadas. Poco a poco nos acercamos a la mole Son Espases y al inmenso dineral público que mueve y a su adjudicación a importantes empresarios madrileños. ¿Hasta cuando durará el Jaume, sé fuerte? Las urnas tienen la palabra.