Hospital de Son Espases. | LUIS FORTEZA

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Tras ser fulminado de su cargo, el pasado día 27 regresó a León, a su antigua plaza laboral, Alberto González García, hasta entonces director de Enfermería del Hospital de Son Espases y uno de los cinco integrantes del equipo directivo del centro. Había tomado posesión del cargo el pasado septiembre y era hombre de confianza de la nueva directora gerente, María Dolores Acón Royo, llegada del hospital de Laredo por designación de los responsables de la Conselleria de Salut. De Laredo llegó también la nueva directora médica, Yolanda Montenegro Prieto. Todos ellos, de absoluta confianza de la consellera.

Ya ejerciendo su cargo, González García tuvo un enfrentamiento con la doctora jefe del Servicio de Urgencias de Pediatría, Mercedes Anguiano. En Son Espases se comenta que incluso llegó a destituirla. Sin embargo, el decapitado fue el propio González García, su superior jerárquico y director. Fue una sorpresa. Al jefe le salió el tiro por la culata. ¿La causa? Se da la circunstancia que la doctora Anguiano es la esposa de un alto mando policial de Mallorca, hecho que ha despertado un alud de comentarios en Son Espases. ¿Ha habido alta influencia política para que se cargasen al jefe de Mercedes? ¿Hubo ataque de nervios en el Paseo Sagrera? ¿Se dieron órdenes ejecutivas a los sanitarios para que laminasen al director de Enfermería? Lo seguro es que la consellera Patricia Gómez se puso firmes al toque de corneta de la superioridad política y acató el guillotinamiento de su amigo Alberto González García desde los tiempos en que hacían másters juntos por la Península en unión de las dos chicas de Laredo que ahora pilotan Son Espases.

En el hospital ha sorprendido mucho que la gerente Acón «se haya cepillado tan pronto a uno de sus directores cuando lo trajo ella y llevaba tan poco tiempo en el cargo». La impresión es que «la orden efectivamente ha llegado de mucho más arriba. Es una orden política, no técnica. A ningún cargo institucional autonómico de primerísimo nivel le hace gracia tener problemas con un alto mando de la seguridad del Estado por un asunto profesional de orden menor, por un lío de hospital con la mujer de por medio».

Lo sabían

Fuentes oficiales de la Conselleria de Salut reconocen que la doctora Anguiano es la esposa de un alto mando de la seguridad del Estado, pero quitan hierro al asunto indicando que «esta Conselleria está al frente de diez hospitales y 15.000 empleados. Es lógico que haya problemas de vez en cuando. Es un barco muy grande en el que a veces se producen fricciones personales».

Por su parte, fuentes oficiales del Consolat de la Mar destacaron que «esto es un asunto que atañe directamente a la Conselleria de Salut exclusivamente. Nosotros no sabemos nada. Es a ellos a quienes hay que dirigirse». Sin embargo, la relación familiar de la doctora hace pensar a muchos que el asunto desborda, en principio, el ámbito estrictamente sanitario, sobre todo porque el director que se encaró con Anguiano ha sido fulminado y despachado hacia León. En teoría, y según fuentes oficiales de la Conselleria, González García «dimitió por voluntad propia y por motivos personales». Pero todo Son Espases, de punta a punta, dice lo contrario. También es sobradamente conocida «la excelente relación personal entre González García con la cúpula de la Conselleria. ¿Quién, por encima de la consellera, ordenó el cese? ¿Quién no quiere problemas con un alto mando de la seguridad del Estado central?».