Francina Armengol y Biel Barceló. | Pere Bota

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Algunos sectores de la izquierda, personas actualmente en las bases pertenecientes a sectores nacionalistas y no nacionalistas, comienzan a calificar de «impuesto de derechas» la ecotasa que está poniendo en marcha el vicepresidente turístico Biel Barceló. Ya «no hay duda» de que la parte del león de lo recaudado se destinará a la mejora de las zonas turísticas, a inversiones medioambientales que favorezcan a los hoteleros o a núcleos históricos ligados a las nueva demanda turística. La creación de una comisión de la que formará parte el sector turístico, los agentes sociales, las instituciones y las organizaciones ecologistas «suena a excusa para sacralizar el destino predeterminado del dinero».
En la Conselleria lo tienen claro. O destinan la pasta al embellecimiento del entorno donde se asienta la oferta hotelera «o se enfrentarán a una oposición empresarial que puede hacer abortar el proyecto. El recuerdo del socialista Celestí Alomar y su choque con los empresarios desde el 2000 al 2003 aún está muy fresco». Y eso que Alomar ya destinaba el dinero a iniciativas medioambientales.
Pero unas Balears que giraron radicalmente a la izquiera el pasado mayo «ya no ven tan buenos ojos que el Govern saque adelante una hoteltasa destinada a beneficiar a unos pocos que, además, nada hicieron para favorecer el cambio político».
Estas fuentes, cada vez más activas en sus entornos, afirman que «los hoteleros ya tienen tres patas de apoyo: el Govern, el Consell y los Ayuntamientos, todos ellos con sus recursos e inversiones en sus zonas. Parece exagerado que ahora el grueso del nuevo impuesto se dirija al embellecimiento de zonas turísticas. «Esta cuarta pata engrandecerá el banquete hotelero hasta convertirlo en un festín, un lucrativo festín, bouffet privado para unos pocos».
Para estas fuentes «lo que está pasando ahora recuerda el Pla Mirall de Matas, con endeudamiento de Govern y de Ayuntamientos, pero con la diferencia que ahora el beneficio de la nueva inversión pública, aparte de las ya existentes institucionalmente, se centrará en los hoteleros. Balears será jauja para ellos. Se convertirán en recaudadores de su propio impuesto».
Estado del Bienestar
Estas fuentes señalan que «la derrota del PP el 2015 fue posible gracias al coraje demostrado en primer lugar por los sanitarios y luego por los docentes, los dos pilares del estado del bienestar. Una clase media ilustrada que en momentos muy difíciles puso el interés colectivo por delante de cualquier otra consideración. Fue su ejemplo lo que arrastró a muchos otros ciudadanos a votar por el cambio político. Fue su ejemplo lo que determinó que muchos votantes del PP se quedasen en su casa el día de las elecciones porque su misma clase social se plantó. Fue la columna vertebral del estado del bienestar la que le dijo basta a Bauzá».
Pero una vez aupada al poder, la izquierda instalada en los despachos oficiales apuesta por el «impuesto de derechas, despreciando a los que les llevaron a la victoria». Estos sectores apuestan por «una redefición de la finalidad de la ecotasa. Desean que la recaudación se destine a las tres columnas del bienestar: sanidad, educación y servicios sociales».
Los partidarios de la hoteltasa afirman que «desde esta perspectica será imposible la colaboración de los empresarios». Pero otros dicen: «La hoteltasa nos conduce hacia una sociedad caribeña, con empresarios muy ricos y un estado del bienestar cada vez más débil y empobrecido. Lo que más encandila al turista que viene a Balears es la solidez y seguridad que rezuma la sociedad que les acoge. Por contra, en el Caribe se encuentran con hoteles paradisíacos y con tercer mundo puro y duro fuera de ellos. Y la hoteltasa conduce al tercer mundo y huye del estado del bienestar».