Vista aérea de Platja de Palma. | ARCHIVO

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La Conselleria de Turisme está ultimando el borrador de cómo se articulará el futuro impuesto turístico. El deseo de sus responsables es llegar a un consenso con los hoteleros. La mejor manera de conseguirlo es destinar el grueso de la recaudación del impuesto a las zonas turísticas, «necesitadas de mejoras y rehabilitaciones».

No se descartan otras inversiones de carácter mediambiental, pero ya muy avanzado el borrador «el objetivo fundamental son los núcleos turísticos», afirman fuentes de la Conselleria.

Para lograr «una aplicación eficaz y repartida del impuesto finalista» se pedirá la colaboración de los ayuntamientos, que podrán canalizar las necesidades más perentorias o los objetivos más importantes de cada núcleo.

El destinar el grueso de los recursos a las zonas turísticas permitirá abordar problemas pendientes desde hace décadas, como la reforma en profundidad de la Platja de Palma, «tanto en la parte de la capital como la que corresponde a Llucmajor, que probablemente es la más necesitada y desordenada».

Otro de los objetivos del impuesto, ligado a la potenciación del turismo, son actuaciones y proyectos de rehabilitación en los cascos antiguos, especialmente el de Palma.