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Hay mucho mar de fondo en el Parlament. Va más allá de la votación en la que los podemitas, con el apoyo entusiasta del PP, humillaron al PSIB por el asunto de los familiares colocados. Pero «el desencuentro es más profundo», afirma un destacado miembro de Podemos. «Que nadie se crea que se trata de una toma de posiciones de cara a las generales. No es así. El voto en las elecciones de diciembre vendrá condicionado por las ofertas que hagan Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, no por tensiones en Balears. Siempre ha sido así en unas elecciones a Cortes. El Archipiélago vota mirando el conjunto de España no a disensiones internas».

El fondo de la tensión «es otro». Los diputados de Podemos, que no quisieron entrar en el Govern Armengol, se sienten despreciados por el Grupo Socialista y por la presidenta del Govern. «Armengol encabeza la corriente que ganó las primarias del PSIB. Una corriente eminentemente de la Part Forana, con una visión de la política diferente a lo que representan la militancia y el voto urbanita. Francina no tiene mentalidad urbana, jamás la ha tenido. Prueba de ello son los problemas que arrastra con las agrupaciones socialistas de Palma y con nosotros en el Parlament, que básicamente también somos urbanitas».

Según esta interpretación, «en las agrupaciones socialistas de la Part Forana pesan mucho las relaciones de amistad, de clan cerrado, de relaciones familiares que se han ido transmitiendo a lo largo de varias geraciones. La mentalidad urbanita, mucho más dinámica, más dialéctica, más de transformación constante, entiende poco de estos ligámenes afectivos y de sangre. De ahí las notorias diferencias intelectuales que estamos precibiendo».

Curiosamente, estas tensiones son «inexistentes tanto en el Consell como en Cort, donde Podemos realiza su tarea en estrecha relación con el PSIB y Més, repartiendose áreas y compartiendo estrategias». Por contra «en el Parlament el Grupo del PSIB, estrechamente ligado a Armengol, es un núcleo obtuso y enclaustrado".

Tal es el enfado, que algún miembro de Podemos ha llegado a decir de forma semiprivada: «Como sigan así las cosas, podríamos hacer caer el Govern antes de que acabe el año. Armengol tendría que rehacer su Ejecutivo, quien sabe si del primero al último de sus consellers socialistas hasta que se abran a la realidad que representamos inmerso en una estrategia de cambio político y social».

A Podemos ha sentado «muy mal» que no les hagan caso en el asunto de Fuster y Thomàs y recuerdan que "MÉS per Menorca también sabe desmarcarse cuando encuentran desprecio en sus peticiones".

«El Parlament no es Ayuntamiento de Inca, donde todos se conocen de hace muchos años. En la Cámara no valen los compadreos, sino las propuestas e iniciativas políticas. Eso es lo que no comprenden Armengol ni los que la rodean».

Así las cosas, «si no se produce pronto un cambio radical en la manera de tratar a nuestro Grupo Parlamentario se acercan horas difíciles para el PSIB. Son ellos con su manera de actuar los que se autofabrican el desgaste. Nosotros no tenemos nada que perder».