Margalida Capellà y Biel Barceló. | Jaume Morey

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Pensando en las elecciones generales que por capricho de Rajoy se celebrarán en ambiente navideño, MÉS tiene el corazón roto. Haciendo números ve que un pacto con Podemos supondría la ruptura del bipartidismo en Balears que se ha mantenido incólume en las generales desde 1977. Pero apelando a la válvula mitral, sobre todo por parte del sector del PSM más sensible a lo que está pasando en Catalunya, las pulsaciones van hacia presentarse en solitario. El debate continuará en las próximas semanas. Ya está abierto el proceso primario para designar los candidatos al Congreso y al Senado, con Antoni Verger (PSM) de candidato estrella.

La frialdad de los números extrapolando las elecciones autonómicas del pasado 24 de mayo indica que MÉS tiene a su alcande unos 65.000 votos y Podemos 62.000. Si a ello se añade Ara en comú, nueva terminología de la cada vez más marchitada Esquerra Unida, «estamos muy por encima del PP, que en mayo se quedó clavado en alrededor de 120.000 votos y somos muy superiores al PSIB, que no llegó a los cien mil». Conforme a estos datos, «y calculando incluso que el PP crezca, es posible aspitar a ser primera fuerza». En esta tesitura se sitúan los dirigentes de Iniciativa, comenzando por su portavoz David Abril. También algunos miembros importantes del PSM, sin embargo considerados los más «tibios» en el aspecto soberanista.

Sin embargo, otro sector del PSM sigue «con lupa» el proceso catalán. Ven que de las autonómicas en el Principado puede surgir «un nuevo panorama» que podría reportar «la llegada de más votantes baleares al campo del nacionalismo». Estos sectores ven que en Catalunya Pablo Iglesias está teniendo «una postura de enfrentamiento y choque con las candidaturas soberanistas y este factor se ha de tener en cuenta». Caso de obtener diputado o diputados «¿dónde nos ubicaríamos, con Podemos, con los soberanistas catalananes o por nuestra cuenta?». Éste es el dilema. En todo caso, dentro del PSM se afirma que «hemos de seguir nuestra propia estrategia prescindiendo de lo que está ocurriendo en Barcelona, teniendo muy claro que, afinidades a parte, que son muchas, nosotros somos mallorquines o menorquines, no catalanes». Pero pesa el discurso de Barcelona. Los de Junts pel Sí afirman: «somos un solo pueblo», mientras Pablo Iglesias habló en Catalunya «del extrarradio e incidió de manera hiriente en las divisiones sociales». ¿Como se traduce esta contradicción en el panorama político balear?

Por su parte, los dirigentes de Podemos en Mallorca miran con cierto soslayo el debate interno de MÉS. Están convencidos de que al final irán por su cuenta a las elecciones sin la coalición con los econacionalistas. Confían en el tirón mediático de Pablo Iglesias aunque también buscan un proyecto propio para Balears pero sin dejarse llevar por coyunturalismos.

De esta forma, todo apunta a que el PP continuará siendo la primera fuerza en Balears una vez haya pasado Papa Noël, «aunque la izquierda en su conjunto tiene más capacidad de nunca de cosechar votos, pero entre dimerentes o muy diferentes opciones».