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La presidenta del Govern, Francina Armengol, ha anunciado este miércoles que la Conselleria de Hacienda se ha visto obligada a bloquear diversas partidas del presupuesto para garantizar el pago de 50 millones de euros en nóminas de empleados públicos de sanidad, educación y servicios generales por falta de recursos.

Armengol ha expuesto esta situación para poner en evidencia la herencia que ha recibido del Govern de José Ramón Bauzá y para reprochar al PP que, con la grave situación que atraviesa Baleares, centre sus críticas en los nombramientos del ejecutivo de izquierdas.

Fuentes del Govern han explicado que el bloqueo de diversas partidas del presupuesto no significa una paralización de todos los gastos de la administración, sino que representa modificar el destino de fondos que están presupuestados pero no se han ejecutado.

Hacienda ha decidido dejar sin efecto diferentes partidas no esenciales para dedicar el dinero a cubrir compromisos salariales del ejecutivo anterior que no están contemplados con fondos reales en la previsión económica del Govern.

Respecto a las críticas del PP por algunas de las designaciones de altos cargos, la presidenta ha asegurado que se ha elegido a personas que han demostrado voluntad de cambio, capacidad profesional, honestidad, vocación de servicio público y voluntad de cumplir el programa pactado entre los tres partidos de izquierdas y por «su amor a esta tierra y compromiso para defenderla por encima de criterios partidistas».

«Sería muy fácil tirar de herencia» y referirse a los «al menos diez matrimonios en el anterior Govern», pero «no aporta nada a los ciudadanos de las islas», ha recalcado Armengol, que ha invitado al PP a «trabajar por el bien» de la ciudadanía.

Pero la portavoz parlamentaria del PP, Marga Prohens, ha considerado que la política de nombramientos pone en evidencia «practicas poco éticas y estéticas» del Govern de izquierdas, que ha ampliado el Govern con un coste extra de 4 millones de euros.

Para Prohens, el acuerdo de gobernabilidad es «un pacto de sillas» que tiene como máximo exponente de nepotismo el nombramiento de Juli Fuster como director general del Ib-Salut por parte de su pareja sentimental, la consellera de Salud Patricia Gómez.