Andrés Ferrer.

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Con la designación de Miquel Vidal como presidente interino del PP, el aparato rodriguista -y por extensión José Ramón Bauzá- «no han perdido en la práctica ni un ápice de poder real». Cuando se estableció el pacto para sentar a Vidal en la silla de mando, también «quedó claro» que sería Rodríguez quien nombraría al secretario general. El elegido es él joven batidor de las Nuevas Generaciones Andrés Ferrer, un fiel rodriguista que cuenta con el beneplácito y el afecto de Bauzá.

No había mucho donde elegir. Según los estatutos el designado tiene que provenir de la lista de los 22 electos detrás de José Ramón Bauzá en el último congreso del partido. De Palma había cuatro. Ferrer, soltero, joven y disciplinado, «es el que da el mejor perfil para que las cosas sigan igual».

De hecho, Miquel Vidal «es en estos momentos el presidente de un cuartel rodriguista, que es en realidad en lo que se ha convertido la sede central del PP». En la práctica «significa que serán ellos, en unión del grupo de adeptos a Bauzá, los que conducirán el partido hacia el congreso del año que viene, orillando a los regionalistas, que han hecho mucho ruido pero que a la hora de la verdad se han quedado con las cáscaras mientras que el tándem José María-José Ramón controlan las nueces bien metidas en los sacos». ¿Y Vidal? El teórico número uno «lleva camino de convertirse en un florero de adorno manejado por los que de verdad mandan, diga lo que diga Madrid. Y como intente pegar un puñetazo sobre la mesa se la va a encontrar llena de tachas con las puntas para arriba».

Tal y como han quedado las cosas «no es de extrañar que los regionalistas vuelvan a movilizarse. Se han dado cuenta que la sede central de Palau Reial está más fortificada que el Alcázar de Toledo y que allí sólo manda quién obtenga el visto bueno de Rodríguez». Este verano se multiplicarán los cenáculos para intentar dar la vuelta a la tortilla. Los regionalistas comienzan a comprender que les han tomado el pelo.

Con este panorama, se ve venir para muy pronto una nueva embestida regionalista, con Mateu Isern y sus palmesanos renovadores al frente. La cosa tiene su miga porque a la salida del verano el aroma a elecciones generales será muy grande y se entrará en época de designación de candidatos. «Lo ideal sería que el número uno al Congreso fuese Isern, pero tal y como está el patio, está por ver». Mientras, Miquel Vidal se va quedando cada vez más mudo. «A este ritmo en octubre estará más petrificado que una leona del Borne». Y además, «sin moral y con unas ganas locas de irse a su casa». Así está el patio interior. Y con Madrid pensando en otras cosas...