Francina Armengol. | Joan Torres

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Francina Armengol lo tiene todavía muy complicado es este dificil camino para alcanzar la presidencia del Govern, pero se ha sabido mover con habilidad. En términos billarísticos, la pinza MÉS-Podem ha puesto las bolas y ella el palo. Por eso «si se equivoca es Francina la que ha de asumir la responsabilidad, pero si acierta se los lleva a todos al agujero», afirman fuentes próximas a la dirección socialista.

El principal acierto de Armengol ha sido «un aparente dejar hacer para permitir que los más fogosos se quemasen los pies en las negociaciones». Hasta ahora, las negociaciones de anteriores legislaturas entre partidos a la hora de formar gobierno se hacían de manera global. Incluían Govern, Cort y Consell. Todo junto, todo repartido por un mismo criterio. «Armengol vio que esta manera de actuar no era válida para el momento actual. Enseguida descubrió la pinza de los veteranos de MÉS llevando y manejando sutilmente y llevando de la mano a los novatos de Podemos. Articuló sus movimientos a partir de esta evidencia», afirman estas fuentes.

La clave de la jugada para conseguir la presidencia del Govern «hay que situarla en Cort». Allí se encuentra la gente del PSIB más crítica con su secretaria general, Pepe Hila y sus cinco ediles electos. Antes de comenzar la negociación, Armengol sabía que la pieza socialista a sacrificar era la alcaldía de Palma, pero no podía ser ella quien lo decidiese porque habría sido contraproducente dentro del partido. ¿Cómo ha actuado? Ha dejado que Hila se pusiese en vanguardia, «gallardo y altanero», dándole absoluta libertad para intentar ser alcalde. E Hila, según las previsiones, se ha estrellado de bruces contra el bastión MÉS-Podemos. Al final, cansado e impotente, el candidato socialista ya sólo piensa en dejar que sea Antoni Noguera el alcalde con el apoyo de Podemos, quedando el PSIB fuera del equipo de gobierno. Noguera es ambicioso, pero no tonto. Sabe que sin el PSIB a su lado las puede pasar canutas por mucho que tenga la primera vara en la mano.

«Pero Més ha tenido que forzar tanto la máquina en Cort para conseguir este éxito que es posible que se le quiten las ganas de repetirlo en el Govern y en el Consell. Se ha enganchado los dedos con la pinza». Ahora el panorama indica que Més, para intentar salvar el equilibrio institucional y viendo que el PSIB-PSOE no le va a remolque, acabará por votar a Armengol en el Parlament y tal vez al socialista Francesc Miralles en el Consell. Armengol será elegida en segunda vuelta, ya que no tendrá el voto de Podemos, «pero habrá conseguido su objetivo de quebrar la entente Més-Podemos con Iniciativa oficiando de sumo hacedor».

Minoría sólida

Cuando Francina sea presidenta, es probable que consiga nuevos apoyos, como es el caso del PI, conformando una minoría muy sólida y no dejando a Podemos otra alternativa que apoyar las iniciativas de su Govern, en el que acabará estando MÉS.

La fuerza de Armengol ha residido en su aparente relajamiento en aspiraciones personales, como si esta intensa batalla de semanas no fuese con ella, sino con su proyecto. La inquera tiene mucha experiencia en pactos y sabe que gana quien plantea la pugna a largo plazo, «dejando que otros se agoten por el camino», en clara alusión a Noguera e Hila.

Si en Cort, el PSIB se aparta, «a Noguera le entrará muy pronto el vértigo a la par que se sentirá incómodo» con las exigencias «a menudo infantilistas» de Podemos. «MÉS y sus pinzas no van a tener ninguna ilusión de repetir la jugada en el Govern y en el Consell. Esa es la clave», creen fuentes de la dirección del PSIB.