José Ramón Bauzá. | Joan Torres

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Hay desolación en el PP. Mientras van perdiendo alcaldías importantes en la Part Forana porque ni el PI ni nadie quiere oir hablar de Bauzá, enltodavía president en funciones se prepara para asistir como diputado y presidente del PP a la sesión de investidura de la próxima inquina del Consolat, que con toda probabilidad será Francina Armengol si no hay altercado de última hora. En todo caso, funcionen o no funcionen los pactos en las instituciones, lo seguro en que en la Cámara habrá 34 diputados de izquierdas con tres portavoces, más el PI, que no puede ver a Bauzá ni en pintura. En el PP ya tiemblan. «Aquello será un festival. Le van a moler por todos los lados. No está acostumbrado a este castigo. Seguro que le van a pinchar para que se ponga chulo y lo masacrarán», afirman en su partido. Aún no acaban de entender porqué no se marcha y deja que el PP se recomponga. Lejos de eso, Bauzá quiere colocar a un portavoz de su extrema confianza y marginar a los regionalistas, comenzando por Biel Company.

«La izquierda lo tiene muy difícil para ponerse de acuerdo y gobernar, pero muy fácil para convertir el Parlament en una fiesta», comentan en el PP. Algunos ya no se esconden: «Bauzá se ha apropiado del partido y lo ha convertido en su finca. El tiempo corre a su favor pero en contra de todos nosotros porque no habrá congreso extraordinario hasta el año que viene. Recemos porque no le dé por presentarse de número uno al Congreso en las elecciones generales porque vamos de cabeza hacia otro desastre».

Y es que los resultados de las pasadas autonómicas y locales son «demoledores para el PP». Muchos de sus miembros no los han digerido. «Son los peores de España donde teníamos mayoría, incluida la Comudidad Valenciana». En el Parlament Bauzá ha pasado de más de un 47% de apoyo popular a sólo un 28%. Pero en Palma, «donde fulminó por capricho y celos a Mateu Isern, el resultado es escalofriante». El PP sólo ha obtenido el 26%, «una vergüenza sin precedentes».

El mayor temor ahora es que la izquierda «se dedique a hacer de oposición de la oposición desde el poder con una mayoría aplastante. En otras circunstancias podría recoger ciertas dosis de victimismo, pero con Bauzá lo único que tenemos es prepotencia corta de miras, desprecio a hacia su propia gente y alarmante falta de visión de la realidad». Por primera vez hay miedo de verdad en el seno del PP en el sentido de que este partido, antaño fortísimo, «pueda dividirse en dos con un goteo imparable de regionalistas hacia el PI». Si Bauzá continua encastillado en el grupo minoritario madrileñista «nos vamos a quebrar en dos. Es terrible».

«Calado» en Madrid

Dentro del PP indican que «por suerte en Madrid ya han calado a Bauzá. Aunque copie el discurso político que gusta en la capital, han visto que no conecta con los ciudadanos baleares. No lo quieren por allí ni en pintura. Ven que acuchilla por la espalda a sus propios compañeros y que desprecia todo lo que no sea su grupo de íntimos», comentan en el PP.

Se da por seguro que «este verano será muy intenso. Se multiplicarán las reuniones y se establecerán estrategias. Habrá muchas cenas». El PP ha entendido que «Bauzá no tiene ninguna intención de irse. Se ha tomado la derrota como si no fuera con él. Y nos está arrastrando a todos con su empecinamiento de seguir al frente del barco en pleno fracaso».