Biel Barceló.

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«Hemos de aprender Historia o nos la volverán a clavar doblada», afirma en privado un dirigente del PSIB-PSOE, reconociendo que «es preciso reconocer que estos chicos de Iniciativa y Podem son muy leídos y han aprendido de sus abuelos». Ahora los socialistas comienzan a comprender que la pinza Iniciativa-Podem para colocar a Biel Barceló (PSM) de president del Govern para controlar ellos el Consolat por detrás «se parece tanto como una Coca-Cola a una Pepsi-Cola a la jugada que hizo el PCE para controlar el Gobierno republicano en guerra», comentan. Es un movimiento de pinzas de libro que por fuerza ha de contar con el apoyo del más leído de los líderes de la izquierda emergente:el mismísimo Pablo Iglesias.

Han pasado las décadas, las guerras y los enfrentamientos fratricidas, pero la jugadas de ajedrez en los tableros políticos se repiten porque son hijas del mismo instrumento con independencia de los contextos: la inteligencia humana aplicada a la pugna por el poder.

En 1936 y tras el estallido de la guerra, el partido comunista vio incrementada su fuerza por dos motivos: la llegada de armamento soviético y la decisión del secretario general de las Juventudes Socialistas, Santiago Carrillo, y de su cúpula, de pasarse al partido comunista. Los comunistas no querían la presidencia del Gobierno. Sabían que los poderes fácticos de las democracias occidentales no les aceptaban. Querían a un buen socialista presidiendo. Primero mantuvieron a Largo Caballero hasta que se peleó con el embajador soviético ,Rosemberg, y lo echaron. Necesitaban a un socialista maleable, de prestigio intelectual y muy bien visto. Y lo encontraron. Designaron a Juan Negrín, médico formado en Alemania de enorme categoría científica. Mientras, ellos controlaban Ministerios y, sobre todo, el Ejército y los servicios de Inteligencia y de Propaganda. Esta jugada permitió a la República resistir dos años. Negrín dijo más tarde: «Si hubiésemos aguantado cinco meses más habríamos ganado. Resistir es vencer».

Ahora en Balears hay pinza. Los líderes de Iniciativa, que se presentaron junto al PSM a las elecciones bajo el escudo y la marca de MÉS, se han convertido en puente con Podemos. No hay diferencias ideológicas, ni de praxis, ni estratégicas entre ellos. Saben que los poderes fácticos y económicos de Balears, que son más de derechas que el paso de nuestra señora de la esperanza el Jueves Santo, «no aceptarán jamás un Govern Balear comunista». Por tanto necesitan a otro buen doctor Negrín para poner de president. Y éste no es otro que el simpático y bonachón secretario genera al del PSM, Biel Barceló.Y si no basta, también harán del otro buenazo pesemero Antoni Noguera alcalde de Palma, «con ellos detrás y a los lados», afirman estas fuentes.

Dos pedazos de panet llonguet al servicio de una estrategia leninista de primera categoría, digna de una tesis doctoral de la Complutense. Si Iglesias se mantiene firme ante Sánchez y le exige Balears a cambio de Valencia y Aragón, «les puede salir bien». Armengol tendrá que bajar la cabeza y aceptar. Al PSIB-PSOE le dejarían varias consellerías, concejalías y todo el Consell, si quieren. «No nos humillarán. Todo lo contrario. Ser generosos es para ellos ganar. Nos necesitan», afirma esta fuente del PSIB.

Por la lengua propia

El problema es que el grueso de los nueve diputados de MÉS son hijos legítimos del 29 de septiembre del 2013 y de las grandes manifestaciones en defensa de la lengua propia. «El gran éxito de MÉS en Menorca es una clara muestra de ello. Quien ha elegido leninismo ha votado Podemos, no MÉS», afirman fuentes socialistas. Así, el paso de MÉS a las filas de Podemos a cambio de vistosas sillas para los jefes del PSM «sería una desvirtuación de las elecciones del 24-M, donde profesores, clases medias y profesionales votaron contra la política lingüística de Bauzá».

La estrategia Iniciativa-Podemos va más lejos. Quieren una coalición con la marca MÉS al frente en las próximas generales. Pablo Iglesias, su sumo cerebro, quiere el poder en Madrid. Aún no ha mostrado las cartas de la estrategia que utilizará. «Balears es sólo un ensayo, con Barceló como nuevo Negrín, convertido en trampolín periférico en el avance hacia Moncloa».