Javier Salinas durante la celebración de la misa en la capilla de Salus Populi Romana, de la basílica de Santa María la Mayor de Roma.

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El obispo de Mallorca, Javier Salinas, ofició este martes una misa en la capilla de Salus Populi Romana de la basílica de Santa María la Mayor de Roma, dedicada a la patrona de la Ciudad Eterna, junto con todos los capellanes que forman parte de la peregrinación organizada por el Obispado con motivo del Any Ramon Llull que tendrá hoy su jornada más importante al participar en la audiencia general de los miércoles que ofrece el papa Francisco.

Salinas subrayó al inicio de la ceremonia religiosa, a la que asistieron la presidenta del Consell, Maria Salom, y el alcalde de Palma, Mateo Isern, que ésta iba dedicada a la promoción de la canonización del beato Ramon Llull, del que este año se cumplen los setecientos años de su fallecimiento. La práctica totalidad de la eucaristía, así como los cánticos, se ofició en catalán ante la sorpresa de algunos de los improvisados asistentes que en aquellos momentos visitaban la emblemática basílica romana. No fue este el único vínculo de Santa María la Mayor con Mallorca, puesto que como recordó el obispo «tiene un punto de conexión muy fuerte con la Isla puesto que aquí fue arcipreste el cardenal Despuig».

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Antes de la intensa jornada de este miércoles, en la que la audiencia con el papa Francisco planea de manera constante durante este viaje a Roma, el obispo Salinas no ocultó que en su encuentro con el Pontífice «le pediré el clamor que llega desde Mallorca para que haga santo a Ramon Llull», un proceso que recordó «inició el obispo Campins como uno de sus principales promotores y que entonces quedó paralizado por envidias».

Sobre la canonización de Llull el obispo no duda en asegurar que «ahora está más cerca que nunca», una vez que en noviembre del pasado año el delegado diocesano para la Causa de los Santos, Biel Ramis, entregó en el Vaticano la positio del beato mallorquín, un voluminoso trabajo de investigación que avala la santidad de Llull. Ramis, también en Roma, quiso mantener la prudencia sobre un pronunciamiento inminente sobre la cuestión que planea de manera constante en esta peregrinación y se limitó a comentar que «todo va bien, muy bien. Lo importante es que nosotros hemos hecho nuestro trabajo».