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Científicos y voluntarios de la Asociación Tursiops han avistado unos veinte cachalotes (physeter macrocephalus) en aguas de Balears durante la campaña de investigación desarrollada a lo largo de este verano para estudiar esta especie en peligro de extinción en el Mediterráneo.

A lo largo de las 1.585 millas de navegación realizadas durante la campaña «Balearic sperm whale project 2014» alrededor del archipiélago, la entidad ha realizado 92 grabaciones acústicas de los sonidos que emiten estos cetáceos y ha tomado 1.851 fotografías, según ha informado a Efe el presidente de Tursiops, Txema Brotons.

El material será enviado para su análisis a la Universidad de Saint Andrews, en Escocia, socia de Tursiops en el proyecto de investigación iniciado hace diez años que persigue elaborar un catálogo de identificación de estos mamíferos marinos en Balears, así como mejorar los conocimientos sobre el comportamiento de esta especie para ayudar a su conservación.

En la campaña de este verano, los biólogos han realizado un descubrimiento que califican de «preocupante», al haber hallado un grupo social de hembras de cachalote en el que hasta cuatro animales distintos presentaban heridas o cicatrices de colisión con embarcaciones.

Según Brotons, estos cachalotes se encontraban en una zona del canal de Ibiza que registra un intenso tráfico de buques, por lo que se estudiará en qué medida les afecta el paso de embarcaciones.

Los científicos reconocieron a uno de los cachalotes por sus características cicatrices, «porque ya fue avistado con graves heridas en la aleta dorsal durante la campaña del verano pasado», y esta vez se encontraba en una posición muy próxima a donde fue visto por primera vez, ha detallado el científico.

Mediante el uso de sistemas submarinos de localización acústica, los biólogos y voluntarios de la entidad conservacionista han logrado avistar este año alrededor de una veintena de cachalotes que pasarán a formar parte del catálogo que empezó a elaborar Tursiops hace una década.

La cifra exacta de animales distintos que se han fotografiado y grabado este verano no se conocerá hasta que se lleve a cabo el análisis detallado de todo el material recopilado, ya que existe la posibilidad de que alguno de los ejemplares se haya visto más de una vez.

Además de fotografiar varias veces la cola de cada cachalote, que elevan sobre la superficie cada vez que se sumergen para alimentarse y que ayuda a identificarlos porque es única en cada ejemplar, los investigadores han estudiado su alimentación y defecación, sus comunicaciones y comportamiento.

Brotons explica que la presencia de machos solitarios y de grupos sociales de cachalotes en aguas de Baleares indica que se trata de un lugar importante para esta especie, ya que se alimentan y socializan en la zona.

Recalca que el cachalote es «importante ecológicamente» porque come en profundidad y defeca en superficie con lo que «invierte el ciclo de la materia en el mar».

Los principales peligros que amenazan a esta especie son la contaminación acústica y las colisiones con barcos.

Si la población de cachalotes se estima en unos 400 ejemplares en el Mediterráneo occidental, la asociación Tursiops ha identificado unos 90 individuos.

En la campaña de este año, donde han participado voluntarios de las islas y de la Swiss Cetaceans Society, también han detectado grupos de calderones grises (grampus griseus), delfines listados (stenella coeruloalba) y dos tortugas boba (caretta caretta) y han registrado un avistamiento especialmente significativo por ser poco habitual, de una ballena de Cuvier (ziphius cavirostris).