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El PP se quedó ayer solo defendiendo, en Balears, la propuesta de reforma electoral que pretende cambiar la legislación actual antes de los próximos comicios municipales para la elección directa del alcalde o alcaldesa de un ayuntamiento.
Margalida Prohens, portavoz parlamentaria adjunta del PP, aseguró que la ciudadanía quiere que gobierne «la lista más votada» y no «quien se decide en los despachos». El PI, un partido que amplia presencia municipalista y que se juega su futuro en las próximas elecciones, se sumó a las críticas que, el día anterior, ya llegaron desde el PSIB, Més, Esquerra Unida y Podemos.

El PI criticó propuesta y dijo que era un «ataque a la democracia» y una «perversión del sistema electoral». Comparó la propuesta con los cambios que propició el dictador chileno Augusto Pinochet porque daría automáticamente la mitad de los concejales más uno al partido que obtenga el 40 % de los votos, una «maniobra» que ha descrito como «comparable a cuando Pinochet perdió el referéndum y alteró el sistema de atribuciones de escaños para mantener el poder».

Los pactos

En un comunicado,calificó de «ataque a la democracia» la reforma planteada y aseguró que la voluntad de acometerla antes de los comicios municipales y autonómicos de 2015 busca «acabar con las minorías y reforzar un bipartidismo decadente».

La izquierda, que ya prepara las elecciones municipales, basa su estrategia en los pactos electorales. De hecho, incluso se exploran la posibilidad de articular candidaturas unitarias en algunas localidades.
De haber estado ya en vigor la propuesta que acaricia Rajoy, el Partido Popular tendría ahora seis alcaldías más en Mallorca. Hubo acuerdos que permitieron gobernar a otros partidos.
Aunque, en público, ningún alcalde del PP se opone a la medida, en privado sí se ponen condicionantes al acuerdo.