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El verano conlleva una mayor exposición a los rayos del sol, el contacto con el agua de las playas y las piscinas, y un aumento de las actividades deportivas al aire libre. Todo ello contribuye al aumento de los problemas oculares, ya sea por contusiones, infecciones o por quemaduras.

Los expertos en oftalmología recomiendan extremar las medidas de precaución y de protección de los ojos en esta época del año. Una de las principales medidas que se debe tener en cuenta es el uso de las gafas de sol con protección frente a la radicación ultravioleta, pero no utilizar cualquier producto de los que se venden a bajo precio en los chiringuitos de playa.

El doctor Jorge Satorre, director médico del Institut Balear d'Oftalmologia, explica que la exposición continuada al sol puede ser especialmente perjudicial en afecciones como el ojo seco, las cataratas o el desprendimiento de retina.

«La luz directa puede ocasionar sequedad ocular e, incluso, quemaduras en la córnea. También puede acelerar el proceso de cataratas, que ya de por sí son mucho más frecuentes en países soleados», indica el doctor Satorre.

El contacto de los ojos con el agua de las piscinas favorece la aparición de conjuntivitis y queratitis. La conjuntivitis es una patología ocular que se caracteriza por la inflamación de la conjuntiva, que es la membrana semitransparente que recubre la parte blanca del ojo. Afecta principalmente a los niños, pero los adultos también pueden verse perjudicados. Produce enrojecimiento e inflamación, así como una sensación de cuerpo extraño dentro del ojo.

La queratitis es la inflamación de la córnea. Se produce por infecciones de todo tipo de gérmenes y por exposición a rayos ultravioleta. Como en el caso de la conjuntivitis también produce la sensación de tener un objeto extraño en el ojo, aunque el dolor es todavía mayor.

Además los expertos recuerdan que si se practican deportes con pelotas, es recomendable el uso de gafas protectoras para evitar golpes o contusiones en el globo ocular. Precaución con los aires acondicionados ya que pueden producir sequedad ocular e incluso irritación si estamos expuestos a ellos de forma prolongada. Otra medida preventiva es beber líquidos frecuentemente para evitar la sequedad.

Si en los ojos notamos picor, enrojecimiento, lagrimeo o sensibilidad anormal a la luz hay que acudir al oculista.