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Sube la temperatura en la escalada verbal entre el juez José Castro y el fiscal Pedro Horrach a cuentas de la implicación de la infanta Cristina en el ‘caso Nóos’. El magistrado estalló ayer y retó al ministerio público a querellarse contra él por prevaricación a raíz de las manifestaciones formuladas en el escrito de apelación al último auto judicial. «Creo que si el ministerio fiscal cree lo que escribe, y habría que suponer que sí, lo que tiene que hacer es presentar –tenía que haberlo hecho ya– una querella contra mí por prevaricación».

El magistrado realizó estas manifestaciones a tres medios en la mañana de ayer a su llegada al juzgado. De forma habitual, las cámaras de televisión aguardan casi cada mañana a Castro en el patio trasero de los juzgados. Lo usual también es que el juez guarde silencio. Ayer, la escena fue distinta. El magistrado se paró y soltó la frase que estaba ya pensada. El tono tampoco fue el habitual en el juez, de carácter más espontáneo y que, ayer intentaba contener un enorme enfado por el escrito del fiscal.

«Descrédito»

Para el juez, el texto que presentó Horrach es respetable «en tanto contiene manifestaciones legítimas en apoyo de su pretensión». Sin embargo, añade: «En la medida en que ese escrito contiene expresiones de descrédito y de falta de respeto, se podría haber mejorado sin merma de su contundencia». La conclusión a la que llega el instructor del caso es que «ese escrito, y otros muchos que le han precedido, contiene claras imputaciones de que yo he cometido un delito de prevaricación».

El fiscal había acusado, entre otras cosas, al juez de haber caído en una «espiral de sospechas» en seguimiento de determinados medios de comunicación y de omitir de forma deliberada «importantes indicios» que avalan, según él la inocencia de la Infanta. Horrach, al mismo tiempo, también incluía una reflexión sobre el papel del juez de instrucción y su riesgo de contaminación. Castro también respondió a esto: «La imparcialidad la puede perder el juez y la puede perder el fiscal, eso es un riesgo inherente al ser humano pero no creo que el juez sea más vulnerable que un fiscal a perder la imparcialidad».

Horas después de sus primeras manifestaciones, el juez Castro volvió a enfrentarse a las cámaras con el decano de Palma, Francisco Martínez Espinosa, a su lado. En esa ocasión rechazó repetir lo que ya había dicho, si bien tampoco introdujo mayores matizaciones a sus palabras.

Las manifestaciones de Castro y el escrito de Horrach han provocado un aluvión de reacciones y manifestaciones polarizadas en torno a los dos funcionarios públicos, garantes ambos del interés general dentro del proceso del ‘caso Nóos’ y con una tensa relación personal desde que el instructor decidió imputar a la Infanta contra el criterio del primero.