Raúl Anguita, en el juzgado que instruyó la causa penal contra los controladores.

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Raúl Anguita es el único de los cien mil pasajeros afectados en Balears por el caos aéreo de 2010 que ha recurrido el archivo de la causa decretado por la juez del Juzgado de Instrucción 1 de Palma. Los usuarios quedaron atrapados en los aeropuertos como consecuencia del abandono masivo de sus puestos de trabajo por parte de los controladores aéreos.

El recurso de Anguita se une al que ya han presentado la Fiscalía de Balears y la Federación Hotelera de Mallorca ante la Audiencia de Palma.

La juez no ve delito de sedición en el colectivo de controladores aéreos, decisión que el frustrado pasajero mallorquín no comprende: «Estoy convencido de que la razón me asiste por eso llegaré hasta el final, aunque esta sea una lucha judicial entre David y Goliat», ha declarado Raúl Anguita a este periódico.

«Tengo motivos más que justiticados para denunciar a los controladores aéreos por lo civil y penal, y esto no puede quedar impune», ha añadido.

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Anguita se quedó en tierra en el aeropuerto de Palma en el Puente de la Constitución de 2010 cuando viajaba a Guadalara para asistir al entierro de su madre. Llegó cuando la ceremonia había terminado.

«Ella falleció el sábado a las 14.45 horas, el entierro fue el domingo, pero yo esperé desde el viernes un vuelo para salir de Palma. Al final llegué quince minutos antes de que cerraran el cementerio de Guadalajara, me abrieron el ataúd y me despedí de ella como pude», explicó cuando su caso trascendió en los medios nacionales.

«Entiendo a los miles de pasajeros que han renunciado a las acciones judiciales, después de todo, solo han perdido algunos euros y un fin de semana, pero a mí el dolor de no poder despedir a mi madre me acompañará hasta el final de mis días», explica.

Culpa

Añade que le ha dado vueltas al tema durante todos estos años y que ha llegado al convencimiento de que la culpa del caos aéreo «fue compartida» entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el colectivo de controladores. «La decisión de cerrar el espacio aéreo fue definitiva, nadie pensó en los miles de usuarios afectados, entre ellos yo, que no pude salir de la Isla. Es que ni siquiera se arbitraron servicios mínimos», señala Anguita, que insiste en que la razón le asiste al buscar una compensación, «por mínima que esta sea».