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La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) premiará a Antonia Capó y a su familia, quienes empezaron a colaborar con la estación de Sa Cabaneta en Mallorca en el año 1960, fecha desde la cual han generado una serie pluviométrica de 53 años consecutivos; 38 de datos termométricos y 32 de datos fenológicos.

De esta manera, Antonia Capó será uno de los tres colaboradores que serán reconocidos por la Aemet, dentro de la red de 3.000 voluntarios que recogen los datos meteorológicos, con motivo de la celebración del Día Meteorológico Mundial, el 23 de marzo.

La entrega de premios y homenaje a los colaboradores se celebrará un día después, el 24 de marzo, ya que el día anterior es domingo. La Aemet ha subrayado que el trabajo de sus colaboradores es «indispensable» para completar los datos de las estaciones automáticas de la Aemet y para el desarrollo de numerosas investigaciones

Cada año, la agencia meteorológica premia a tres de sus colaboradores a nivel nacional y, además, cada delegación territorial de la Aemet también homenajea al voluntario más destacado a nivel autonómico. Se trata de ciudadanos que cada día toman datos de forma manual en las estaciones pluviométricas y termopluviométricas, mientras que otros se dedican a atender a más de 550 estaciones automáticas repartidas por toda España. Entre los 3.000 colaboradores también figuran observaciones fenológicos, que aportan información acerca de sus observaciones del comportamiento de plantas y animales en relación con las condiciones ambientales.

Este año, además de a Antonia Capó, se premiará a Evangelina Acebo Gómez y familia, de la estación termopluviométrica de Mirones, Cantabria. En 1967 su marido comenzó a colaborar con al AEMET, más tarde fue su hijo, entre 1975 y 76, pero después, las obligaciones laborales de ambos hizo que Evangelina se encargara de los envíos, hasta la actualidad.

El tercer premio es para la familia Píriz, colaboradores altruistas de la estación pluviométrica de Barcarrota, Badajoz, que han conseguido mantener tres generaciones de voluntarios desde 1939 hasta nuestros días.

Los voluntarios comenzaron a colaborar con los servicios meteorológicos en España en 1911, cuando José Galbis, jefe de la entonces Oficina Central de Meteorología, tomó la decisión estratégica de ampliar la red profesional de observación con otros datos recogidos por personal no profesional.

Después de una amplia publicidad, se recibieron ofrecimientos de 800 personas, de las cuales más de 400 eran maestros. Desde entonces, sus aportaciones son un complemento indispensable para desvelar el clima de España y ofrecen una información muy útil para la vigilancia de fenómenos adversos.