El Obispo de Mallorca, Javier Salinas. | Teresa Ayuga

TW
25

El obispo de Mallorca, Javier Salinas, ha expresado hoy su preocupación por la «intensa conflictividad» surgida en el sistema educativo de la Isla a raíz de la aplicación del Tratado Integrado de Lenguas (TIL).

«Me preocupa realmente esta intensa conflictividad que se ve», ha dicho monseñor Salinas a preguntas de la prensa.

El obispo de Mallorca ha precisado que a su juicio la propuesta del Govern de impulsar la metodología del trilingüismo «en principio parece buena» dado que la principal industria de las islas es la del turismo.

«Teniendo en cuenta el tipo de propuesta, muchos de los de aquí podrán trabajar fuera en el futuro y necesitarán dominar las lenguas», ha señalado el obispo.

«Qué estas tres lenguas no puedan armonizarse o buscar la formula para hacerlo es, ciertamente, una cuestión muy técnica», ha apuntado sobre las discrepancias entorno al TIL. El obispo ha añadido que «pasa siempre, la idea es buena, ¿Pero ahora como hacemos esto?.

En opinión del obispo de Mallorca la solución al conflicto pasa por la «voluntad de diálogo» y encontrar entre las dos partes el punto en común.

Primer año en Mallorca

Monseñor Salinas, quien en enero ha cumplido su primer año al frente del obispado de Mallorca, ha señalado que los problemas con los que se ha encontrado en la Isla son los en la actualidad están afectando a la Iglesia, incluidos la falta de vocación religiosa y de inquietudes religiosas en la juventud.

«Nuestra comunidad que ha sido tan rica en vocaciones está padeciendo, no ahora, sino desde hace tiempo una crisis, que como ha dicho el Papa es un síntoma de una debilidad interna nuestra», ha explicado.

Ha señalado que en la Iglesia de Mallorca «tiene dificultades internas, no todo es color rosas, pues no hay rosas sin espinas».

En este sentido, monseñor Salinas ha recordado que el Pontífice dijo hace poco que la Iglesia «se parece más a un hospital de campaña que una torre o una fortaleza» y que está impulsando el diálogo con la sociedad.

«Hay como una dificultad para hacernos entender y para que se entienda nuestro mensaje», ha admitido