El sindicato UGT rindió ayer homenaje a las víctimas en el cementerio.

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El 25 de noviembre de 1895 fue un día trágico para las Islas. Una explosión provocó el fallecimiento de 97 trabajadores del revellín de Sant Ferran, el mayor accidente laboral de la historia de Balears.

Ayer el sindicato UGT, con su secretario general, Manuel Pelarda, a la cabeza, organizó una ofrenda floral en el cementerio de Palma para recordar a las víctimas, la mayoría de ellas mujeres y niñas.

El accidente laboral del polvorín, situado en el revellín de Can Pelat (donde actualmente está ubicado en el edificio de Hacienda en la calle Cecili Metel), ocurrió mientras un centenar de trabajadores estaban recuperando pólvora y otros materiales obsoletos que habían servido de munición al ejército español.

En aquella época las medidas de prevención eran prácticamente inexistentes. De hecho se ha calculado que el momento de la explosión había más de cien quilogramos de pólvora y que una detonación fue la causa de la tragedia.

Cerca de 50 trabajadores murieron al instante. El resto lo hicieron a las pocas horas del siniestro o días después, sin que se tenga constancia de que hubiera ningún superviviente de la tragedia. Sólo había transcurrido un mes desde que un empresario catalán, Gabriel Padrós, había conseguido el contrato del ejercito para inutilizar los restos de armamento.

Prevención

UGT quiere mantener vivo el recuerdo de las víctimas y recuerda que algunos empresarios del siglo XXI todavía tienen el objetivo de reducir al máximo los costes de producción para buscar la máxima rentabilidad sin pensar en la seguridad de los trabajadores.

En homenaje a las víctimas el sindicato ya publicó en 2008 la obra El récord d´una tragèdia, explosió al polvorí de Sant Ferran , de Joan Huguet.