De derecha a izquierda, Juana López, Elisa Altadill, Pilar Casas, Maribel Rodríguez y Mª José Castaño.

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La jornada formativa '100 años de presencia de las Adoratrices en Mallorca' sirvió ayer en Palma para difundir la incidencia de su labor constante con las mujeres en riesgo de exclusión social por distintas circunstancias, entre ellas la trata con fines sexuales, y en bastantes casos también con los hijos nacidos en la etapa de la vida que conocemos como la adolescencia.

La jornada, que tuvo lugar en el salón de actos del edificio universitario de sa Riera, contó con la presentación a cargo de la hermana Juana López -una de las cuatro monjas adoratrices destinadas en Palma-, y sendas intervenciones de la provincial de la congregación en España, Maria Elisa Altadill, y de la hermana Pilar Casas, directora de la Fundación Amaranta, que cohesiona el trabajo social que llevan a cabo en la Isla.

Según Altadill, la misión de las Adoratrices, «es la misma que propuso la fundadora, Santa María Micaela, es decir la contribución a un mundo más viable para las personas que lo habitan, apoyando a quienes nos necesitan desde la solidaridad, la acogida y la fraternidad, en un ambiente de confianza y de respeto a la libertad de cada uno». También añadió que jornadas como ésta «siempre son por y para las mujeres que no se rinden».

La cita contó también con el desarrollo del taller 'Infancia, adolescencia y trata: protección internacional y asilo', a cargo de Maribel Rodríguez y María José Castaño, y en sesión vespertina con la mesa redonda 'Pedagogía del amor, una forma de intervención socioeducativa', en la que intervinieron la psicóloga Antonia López, la terapeuta Olga Guerra y la directora de Amaranta en Asturias, Vanesa Álvarez.