El edificio de Son Pacs acogerá las oficinas centrales de Emaya, que ahora están en Joan Maragall. | Joan Torres

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Emaya ahorrará un millón de euros en la reforma del edificio de Son Pacs, donde se trasladará el personal administrativo de las oficinas centrales de la empresa municipal para devolver el inmueble de Joan Maragall a su propietario, Núñez y Navarro. El consejo de administración de Emaya acordó ayer adjudicar a Dragados SA el proyecto de reforma del edificio de Redes por 1.169.568 euros más IVA, un 47,5 % por debajo del presupuesto de licitación, que ascendía a 2.227.748 euros más IVA.

El presidente de Emaya, Andreu Garau, expresó su sorpresa que por el elevado número de ofertas que se han presentado a este concurso; exactamente 13. La oferta presentada por Dragados SA es la más económica de todas; cabe destacar que representa una diferencia de 300.000 euros respecto a la segunda más barata y de 600.000 euros si se compara con la más elevada de las ofertas presentadas.

Menos tiempo

La oferta ganadora del concurso también es la que ofrece un plazo de ejecución más breve, junto con otras dos; concretamente el plazo de ejecución de las obras es de 13 semanas. Los trabajos comenzarán en los próximos días.

Garau explicó que cuando terminen las obras de reforma, Emaya iniciará el traslado de la mayor parte de su plantilla administrativa de las oficinas centrales a las nuevas instalaciones. No obstante, el presidente de Emaya puntualizó que la oficina de atención al ciudadano se ubicará en un local del centro de Palma para facilitar su acceso a los palmesanos. La dirección de Emaya aún no ha decidido a qué edificio se trasladará la oficina de atención al ciudadano, pero sí que será municipal para no tener que pagar alquiler.

Fuentes de Emaya destacaron que con este traslado se dará cumplimiento al acuerdo de Junta de Gobierno del 11 de noviembre de 2009 en el que se aprobó inicialmente el proyecto de reparcelación de la fachada marítima realizado por el gobierno de Aina Calvo. Como se recordará, Núnez y Navarro no aceptó esta decisión y está recurrida en los tribunales; se trata de uno de los numerosos litigios planteados sobre esta emblemática zona de Ciutat.