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Aunque con evidentes matices, tres políticos que ocuparon la cartera de Educació en diversas etapas y con ideologías dispares -Bartomeu Rotger (PP), Damià Pons (PSM) y Bàrbara Galmés (PSOE)- coinciden en su críticas al TIL y al Govern, por el fondo, las formas o por ambas cosas.

Entre 1993 y 1995, Bartomeu Rotger ocupó la cartera de Educació i Cultura del Govern de coalición entre PP y UM que presidió Gabriel Cañellas. Autor de la polémica 'orden Rotger' -que regulaba la enseñanza del catalán en las escuelas-, se refiere a la polémica del TIL señalando que «no se puede hacer una reforma de esta manera. Hay que gobernar para todos a pesar de tener la mayoría absoluta. Es necesario un gran pacto educativo».

El exconseller conservador destaca que «si nuestros alumnos no hablan inglés pasarán hambre, pero hay que dialogar» y concluye que «basta de huelga, pero hay que escuchar al profesorado».

Más fracaso escolar

La exconsellera socialista de Educació Bàrbara Galmés es muy crítica con el TIL, de cuya aplicación recuerda que «es ridículo no contar con los profesores y los centros», añadiendo que «sólo pretende reducir la presencia del catalán en las aulas y provocará un aumento del fracaso escolar. Con toda esta polémica han logrado que no se hable de los recortes del Govern en las escuelas».

Galmés recuerda que derogó el trilingüismo que había comenzado a aplicar el anterior conseller Francesc Fiol (PP) -que declinó pronunciarse sobre esta polémica- «porque era inviable. Era sólo una fachada puesto que no es posible enseñar una lengua de este modo».

Contra el catalán

El exconseller Damià Pons (PSM) también es muy crítico contra el TIL, el cual considera que «evidencia la falta de escrúpulos del PP para utilizar la educación para sus fines políticos». Desde su punto de vista «el Govern ha querido escenificar que paraba los pies al catalán».

Pons considera «populista» la propuesta del TIL, «como si mediante un decreto se pudiera aprender el inglés. El PP lo ha querido vender como una apuesta de modernidad cuando, en realidad, no tiene ninguna equivalencia en Europea. No tiene ni rigor científico ni pedagógico y su fin último es minorizar la presencia del catalán en las escuelas». El exconseller se refiere a las experiencias en materia lingüística de países como Suiza y Suecia, que utilizan otros métodos para introducir un idioma extranjero.

«Deberían haber consultado con los expertos y consensuado el TIL con la comunidad educativa», precisa Damià Pons, el cual considera que, en todo caso, «tendría que haber un período de experimentación para poder evaluar los resultados».