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Gritos de «No tenemos miedo» o «dimisión, dimisión», pancartas en las que podía leerse «A falta de argumentos ... Decreto ley» o «Un profesor que lucha también está enseñando» y una creciente indignación es lo que se pudo oír, ver y sentir ayer en la calle Palau Reial, donde se concentraron más de 2.000 personas en el segundo día de la huelga en educación.

Un fuerte cordón policial impidió a los, en su mayoría, docentes llegar hasta las puertas del Parlament, por lo que la protesta tuvo lugar en ambos extremos de la calle en la que está ubicado el Parlament y tras las vallas levantadas por la Policía Nacional.

Pero eso no impidió que en la Sala de las Cariàtides se escuchasen los gritos, sirenas y silbatos de la marea verde durante la celebración de un tenso pleno dedicado casi en exclusiva a educación.

Con numerosos turistas que paseaban por esta zona de la ciudad como curiosos testigos, los portavoces de la Assemblea de Docents y de los sindicatos convocantes del paro, algunos de los cuales fueron desalojado de la sala de plenos, fueron informando a los congregados de lo que iba sucediendo dentro del Parlament. En uno de estos momentos, y aunque la concentración se desarrolló sin incidentes violentos, algunos policías mantuvieron un forcejeo con Maria Antònia Font, miembro de la ejecutiva del STEI-i cuando intentaba subir a un lugar alto para dirigirse a los congregados.

Desde la Assemblea de Docents, Iñaki Aicart instó a los participantes a seguir recaudando contribuciones para las cajas de resistencia abiertas ante la previsión de que la huelga vaya a ser larga. «Desde fuera de las Islas, al fin los medios nacionales se han hecho eco de esta lucha y se nos piden que vayamos a hablar y a celebrar actos para poder recaudar fondos», aseguró.

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Una vez expulsado de la sala, por reclamar la dimisión de la consellera Camps, otro de los miembros de este colectivo, Guillem Barceló, calificó de «vergüenza» lo que desde la bancada del PP «se está diciendo ahí dentro», «la consellera se ha aprendido un discurso de memoria y habla como una autómata», lamentó ante los congregados. Y añadió que «le he dado mi nombre y apellidos al diputado fascista Antoni Camps», que el pasado domingo 'amenazó' en un artículo con señalar «con nombres y apellidos» a los docentes en huelga.

Ante la intervención plenaria de la consellera d´Educació, Joana Maria Camps, en la que aseveró que el Govern no va dar ni un paso atrás, el delegado del STEI-i, Biel Caldentey, insistió en que «la responsabilidad de acabar con la huelga es de la Conselleria d´Educació». También criticó las palabras de «desprecio» que Bauzá dedicó, a su juicio, a los convocantes de la huelga indefinida, «a los cuales tildó de antidemocráticos».

Callejón sin salida

Para el sindicato, sus palabras «no hacen más que atizar el fuego de la confrontación, romper los posibles puentes de negociación y conducir a los profesores, las familias y los alumnos a un callejón sin salida, debido a su autoritarismo y a la falta de escucha a la comunidad educativa».

El secretario de la FE-CCOO, Antoni Baos, por su parte, acusó a Camps «sordera» y de crear cada día más un «clima de crispación irresponsable». Ambos también habían sido «invitados» a abandonar el Parlament por levantarse y protestar.

Pasadas las 13.00 horas buena parte de los manifestantes trasladaron su protesta a la Plaza de Cort por unos minutos. Hoy se celebrará una asamblea de docentes para decidir nuevas acciones.