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«Lo único que nos queda por hacer es dar las gracias a las instituciones públicas y privadas que nos ayudaron desde 1994, y a nuestros trabajadores por su comportmiento ejemplar estos últimos meses», señala Guillermo Mulet, vicepresidente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer en Mallorca (Afam), que ha dejado de funcionar por su inviabilidad económica.

El pasado 31 de julio Afam presentó solicitud de concurso de acreedores para someterse al arbitraje judicial y hacer frente así a las deudas contraídas. En su actual sede alquilada de la calle Rector Petro, en la barriada de La Soledat, quedan como testigos de su más reciente actividad los muebles y efectos de gimnasio que constituirán la única masa concreta de bienes enajenables, dado que no dispone de activos monetarios.

Voluntariado

Creada en 1994 como entidad sin ánimo de lucro, con una base de 22 familias, en la actualidad Afam contaba con casi 600 asociados que aportaban, según sus posibilidades, cuotas anuales entre 45 y 120 euros. Aparte del voluntariado, la asociación tenía cinco empleados, cuyas indemnizaciones por cese forzado de actividad tendrán que ir a cargo del Fondo de Garantía Salarial.

«Como cualquier otra entidad de asistencia social Afam siempre fue deficitaria en cuanto a sus recursos propios, pero pudo sobrevivir con las subvenciones y ayudas que recibía, hasta que en 2012 disminuyeron drásticamente y en 2013 simplemente han sido 0», explica Mulet.

Hasta 11 proyectos por un montante global de 45.000 euros presentó para este año la asociación dedicada a los pacientes del alzheimer y sus familias a instituciones públicas, sin obtener subvenciones -ni siquiera parciales- para ellos. A las obras sociales de varias entidades financieras, que durante años habían acogido las iniciativas de la Afam, se presentaron proyectos que suponían en conjunto 60.000 euros y no hubo respuesta positiva para ninguno.

«Con ese panorama, que significaba la imposibilidad de hacer frente a los gastos mensuales, no quedaba otra salida que dejar de desarrollar nuestras actividades, la decisión más dura e ingrata que cabe imaginar cuando tanto camino se había recorrido», indica Guillermo Mulet durante una visita a las vacías instalaciones.

Mulet quiso precisar a este diario «que no son ciertas las versiones que ligan nuestro cierre con una multa de 60.000 euros impuesta por el IMAS del Consell de Mallorca por deficiencias de nuestro antiguo local en la calle Fra Juníper Serra ni por la cantidad reclamada por la Agencia Tributaria relacionada con una subvención estatal. Eso podía resolverse de algún modo, pero no el día a día del centro».

Aclaraciones

En ese sentido, el vicepresidente de Afam indicó también que «no tenemos ningún reproche para la labor de Catalina Cirer como responsable del Institut Mallorquí d'Afers Socials, ni la mezclamos con nuestros problemas, y en cuanto a los grupos políticos que ahora la censuran les recordamos que nunca antes se preocuparon por el trabajo que llevaba a cabo la asociación ni por las grandes dificultades económicas para asegurar su subsistencia».

En el momento del cierre eran 23 los enfermos de alzheimer que recibían a diario terapia de estimulación congnitiva en el local de Afam. Ahora han sido recolocados en una residencia palmesana que ofrece también ese servicio.