Miquel Nadal ingresó en la cárcel el pasado viernes. Iba provisto con una bolsa de deporte amarilla. g Foto: JOAN TORRES | Joan Torres

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¿Se han preguntado alguna vez qué pertenencias o equipaje puede entrar un recluso que ingresa por por primera vez en la cárcel de Palma? La verdad es que hay muchas leyendas urbanas e incluso tópicos absurdos que para nada se ajustan a la realidad.

Hay que diferenciar dos tipos de nuevos internos. Por una parte, tenemos a todos aquellos que entran al Centro Penitenciario de Palma detenidos por la Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía o las diferentes policías locales tras pasar unas horas en los calabozos y declarar en el juzgado de guardia. En este caso, los detenidos ingresan en el hotel de las rejas con la ropa que llevaban puesta cuando fueron arrestados en el momento de cometer los hechos delictivos. En estos casos, se autoriza que los familiares puedan introducir, previo exhaustivo control, algunas prendas.

En referencia a los internos que entran de manera voluntaria a la cárcel tras haber sido condenados por un tribunal de Justicia, sus abogados suelen informarles de la normativa vigente y objetos prohibidos.

Bolsas de mano

El Centro Penitenciario permite entrar en los macutos o bolsas de mano un número de mudas no determinadas, pero que no excesivo para evitar que se ejerza la venta en el interior de la cárcel.

Lo normal es que se permita la entrada de unas tres o cuatro mudas completas y toda la ropa interior que desee el interno. También se permite la entrada de algún objeto personal como un libro, alguna libreta, etc. Existe, asimismo, un listado de objetos prohibidos. No se permiten bajo ningún concepto aparatos electrónicos con los que puedan comunicarse con el exterior. Todas las maletas son revisadas y controladas por el personal del centro.

Peluquería

Otro punto que llama la atención es que la cárcel carece de centros de estética o peluquería. En estos casos, en cada uno de los diferentes módulos, un preso que tiene nociones de peluquería se dedica a cortar el pelo al resto de compañeros. Algunas veces, los cortes no son muy agraciados, pero el precio es muy económico. Un buen peluquero en la cárcel está muy bien cotizado y se gana el respeto del resto de internos. En el caso de las mujeres, entre ellas, suelen cortarse el pelo, hacerse mechas, extensiones e incluso practicar depilaciones.