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«Han pasado cuatro años desde el asesinato de Carlos y Diego, y el dicho de que el tiempo todo lo borra puedo afirmar que en este caso no borra nada, la herida perdura, no se cierra y pienso que nunca se cerrará». Son palabras de Antonio Salvá Verd, padre del guardia civil Diego Salvá, en una carta abierta escrita cuando se cumplen hoy cuatro años del atentado con coche-bomba de ETA en Palmanova (Calvià).

Explica Antonio Salvá, médico en ejercicio, que «en este tiempo he tenido que soportar excarcelaciones de etarras, pero la más llamativa sin duda es la de Bolinaga», y añade que «mis pacientes terminales de cáncer de riñón se mueren mientras los terminales avalados por el Ministerio del Interior resulta que se van de chiquitos y homenajes y duran más que las pilas de alta tecnología».

Reinserción
En su misiva, «aprovechando el nefasto aniversario», el doctor Salvá realiza también comentarios sobre la denominada ‘vía Nanclares’ de reinserción de etarras, manifestando que «por lo menos la apliquen correctamente, que el arrepentimiento sea de verdad y que por supuesto colaboren con la Justicia, porque eso de que tengan amnesia de lo sucedido no se lo creen ni ellos».

Dirigiéndose al ministro del Interior, Fernández Díaz, y a Ángel Yuste, director general de Instituciones Penitenciarias, así como a Castro, juez de vigilancia penitenciaria, les pregunta en voz alta: «¿Se atreverían a mirar a los ojos al señor Ortega Lara? ¿Y por cuánto tiempo serían capaces de mantenerla?, o por el contrario, ¿mirarían a otro lado? La verdad, es todo un desafío, si se ven con agallas de hacerlo, por favor, no me lo quiero perder, avísenme».
«A nadie deseo que pase por donde nosotros hemos pasado, ni a los mismos etarras, pues si así fuera, el odio sería terrible», apostilla el doctor Salvá.

El padre de Diego Salvá concluye su carta dando las gracias «a todos aquellos que se han solidarizado con mi familia» y recordando a las víctimas del accidente de Santiago y sus familias.