Marita March Cencillo (de negro en el centro) y su hermano Manuel, detrás de ella.

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Una urna plateada que contenía las cenizas de Maritín Cencillo González-Campo, viuda de Bartolomé March Servera, rodeada de rosas blancas presidía la ceremonia íntima que preparó la familia March en el panteón donde reposan los restos del fundador de la saga, Juan March Ordinas, y todos sus descendientes en el cementerio de Palma.

A la misa y posterior entierro de Maritín Cencillo, asistieron alrededor de trescientas personas que se dispusieron en el interior del enorme panteón, donde sus tres hijos –Marita, Manuel y Leonor– recibieron el pésame. En este encuentro familiar también estuvieron presentes Carlos y Juan March Delgado. Este último abandonó el recinto antes de que finalizase el oficio religioso.

La ceremonia de la despedida de la condesa de Pernia y vicepresidenta de la Fundación Bartolomé March Servera –que fundó junto con su marido–, que tuvo lugar a las once de la mañana, contó con la presencia de numerosas personas conocidas.

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La cultura

Representantes del mundo de la cultura hicieron acto de presencia en el cementerio de Palma, como el escritor José Carlos Llop, el galerista Joan Guatia y el exconseller d’Educació y Cultura Francesc Fiol. El exconseller d’Economia socialista Joan Mesquida también se acercó al camposanto para expresar sus condolencias a la familia March.

Dos grandes empresarios turísticos tampoco faltaron en la ceremonia. Así, el presidente de la cadena Meliá, Gabriel Escarrer, acudió acompañado de su esposa y de sus hijos Gabriel y Sebastián. Por su parte, Miquel Fluxà, presidente de Iberostar, acompañó a su hija Sabina, casada recientemente con Alfonso Fierro, sobrino de la fallecida, Maritín Cencillo.

En el interior del mausoleo, obra de Gabriel Alomar, se habilitaron sillas, que se mostraron insuficientes, para que los asistentes pudieran seguir con más comodidad la ceremonia religiosa. Además se ofrecieron abanicos para mitigar el intensísimo calor que hacía ayer en el cementerio de Palma, del cual hicieron uso no pocos asistentes, en especial los hombres.