La cúpula de UM se sienta hoy en el banquillo. | J. Morey/P.Bota

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El arranque definitivo del juicio del ‘caso Can Domenge’ se convirtió en un cruce de confesiones: Vicens mantuvo su versión del cohecho en el que implica a Munar y Nadal, el dueño de Sacresa corrobora ese relato pero niega que se manipulara la adjudicación y Nadal niega haber recibido un euro para él y carga sólo contra Vicens. En medio, los otros dos acusados que declararon ayer: el exconseller Miquel Àngel Flaquer y el letrado Santiago Fiol defendieron de forma numantina su inocencia.

La sesión de ayer también deja el debut del nuevo abogado de Maria Antònia Munar. José Antonio Choclán planteó una suspensión que fue rechazada por la Sala y a la que no se sumó ninguna de las otras defensas. También respondió a la entrega por parte de Fiscalía de las cartas que Munar envió a Vicens a la cárcel con las misivas del exconseller de Territori a su defendida. «Usted lo ha provocado», le espetó al fiscal.

La primera de las confesiones en producirse fue la de Nadal. A primera hora de la mañana su defensa hizo entrega a la Sala de un documento en el que admite que el concurso estuvo amañado pero niega que recibiera dinero de forma personal. La versión dada por el entonces vicepresidente del Consell choca frontalmente con las que ratificaron en el juicio Bartomeu Vicens y Román Sanahuja. Ambos corroboraron que se pagaron cuatro millones de euros por la adjudicación de Can Domenge.

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«Recibí yo el dinero personalmente para mí y para otras personas», admitió Bartomeu Vicens. El exconseller explicó que no era la primera vez que entregaba dinero a la líder de UM: «En un asunto cuando yo era abogado le había ya entregado dinero». «¿Habla de Son Oms?», interrogó el fiscal. «Sí», respondió Vicens. Según su relato, desde un primer momento él, Munar y Nadal planearon la venta de Can Domenge con tres objetivos: conseguir dinero para el partido, financiar el Consell y tener un proyecto emblemático. «No se habló en concreto pero se daba por supuesto que un sobresueldo o algo sí habría para nosotros». Vicens también implica de forma indirecta a Flaquer. Si bien le excluye de la tramitación de la causa, asegura que sabía que había una cantidad de dinero para el partido. El único matiz que introdujo sobre la versión que dio por escrito es que, esta vez señaló que cada uno de los políticos se hicieron con 450.000 euros, no con los 600.000 que se había hablado hasta ahora. Sobre estos pagos, dijo que uno de ellos se lo entregó a Munar en su despacho del Consell y que Nadal fue en persona a recogerlo «en moto».

Las defensas de los otros acusados apretaron a Vicens sobre los motivos de su confesión y si ha alcanzado un pacto global con la Fiscalía: «Yo lo que sé es que le manifesté a mi abogado sobre este tema y todos los que tengo pendientes y le dije que mirara la mejor forma de llevarlo a término».

El rechazo de la Sala a la petición del letrado de Munar de suspender la vista dio lugar a la primera protesta de esta defensa. Choclán fundamentó la petición en que las revelaciones sobre el cohecho han dado lugar a una pieza secreta y que, aunque no afecten al objeto del juicio pueden mediatizar al tribunal. «No es una cuestión normativa, es una cuestión fáctica». La Fiscalía y el resto de acusaciones se opusieron y la Sala consideró que no hay hecho nuevos porque las acusaciones se construyen el fraude por el que acusan en que hubo información privilegiada, no en un móvil económico.

La vista continúa hoy con las declaraciones de Miquel Nadal y Maria Antònia Munar que se producirán por la mañana y con las declaraciones de los primeros testigos, entre ellas las de los hijos del propietario de Sacresa, Román Sanahuja. La Fiscalía renunció a la declaración de los marineros que fueron interrogados en la investigación de cohecho que fue archivada, si bien la defensa de Munar mantiene su petición de que declare uno de ellos.

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